lunes, 18 de diciembre de 2006

La unidad está crecida

El multipartidismo del sistema político venezolano, si se atiende a las orientaciones ideológicas de las formaciones partidarias, podría concretarse en tres agrupaciones partidistas: la demócrata cristiana, la social demócrata y la socialista. La miríada de partidos políticos ubicados en distintos puntos del continuum derecha izquierda, propia de la actual configuración del sistema de partidos políticos del país, no expresa en cada caso diferencias doctrinarias ideológicamente sustentadas, visiones programáticas de corto, mediano y largo plazo o estructuras organizativas consolidadas y arraigadas en la sociedad. En la mayoría de los casos estos partidos políticos son manifestación de agrupaciones en torno a un caudillo o un grupo de dirigentes enfrentado a otro grupo con visiones ideopolíticas comunes. Categorizada metódicamente esta diversidad de organizaciones partidistas bien se podría agrupar en las tres macro corrientes citadas al comienzo. Las dificultades para articularse en el espacio político correspondiente a la ideología que profesan expresa la desestructuración experimentada por los partidos políticos en general a raíz del colapso del modelo de la democracia representativa que les dio sustento y perdurabilidad. Llevan ese fracaso histórico a cuestas y no muestran capacidad para superarlo, con excepción de la corriente socialista animada por el carismático liderazgo de Hugo Chávez que la ha impulsado en una dinámica unitaria indetenible a ojos vista.

En la oposición no violenta, Rosales convoca a la unidad arrimando la brasa para sardina de Un Nuevo Tiempo con el fin de reconstruir el espacio socialdemócrata. Allí cabrían Acción Democrática y los distintos grupos desprendidos de ese tronco matricio: Alianza Bravo Pueblo, Renovación, Movimiento Federal... Además busca incorporar otras agrupaciones como Un Solo Pueblo, Izquierda Democrática, Movimiento al Socialismo... Para su desconsuelo, Rosales no luce un Jorge Eliécer Gaitán capaz de unir las bases partidistas ni siquiera por la afinidad ideológica propia de quienes abrevaron en la misma fuente.

Otros no violentos –¿por ahora?– del oposicionismo, nacidos a la política en el cauce de la herencia de la democracia cristiana monopolizada en los tiempos de la IV República por Copei, se afanan en hacer de Primero Justicia el punto de reencuentro para revitalizar lo que fue esa corriente en los tiempos de la victoria de Luis Herrera en 1978. Antes de capturar a Copei, cuyos dirigentes se niegan a la alianza para no ser engullidos y echados al cesto de los trastos, los autodenominados justicieros deben resolver su pleito interno alimentado por las ganas que tiene Leopoldo López de ser jefe indiscutible y la resistencia de Julio Borges, quien se aferra a su derecho de candidato presidencial para siempre.

Los socialistas, en cambio, avanzan a millón en la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela. Las contradicciones se minimizan ante la exigencia de Chávez de unirse por encima de los grupalismos, personalismos y otras mezquindades. La proclama de Chávez interpreta tan cabalmente el sentimiento del pueblo que los dirigentes de los distintos partidos políticos de la plataforma del cambio enfrentan el dilema de disolver sus organizaciones o llevárselas para la casa, porque sus bases ya decidieron: se van con Chávez al Partido Socialista Unido de Venezuela.

lunes, 11 de diciembre de 2006

El gas de Bolivia

"Médicos oculistas de Estados Unidos realizan operaciones gratuitas". Santa Cruz, 8 de diciembre de 2006. La noticia la publica el periódico boliviano El Diario, ilustrada con una fotografía a todo color. En el cuerpo de la información se describen numerosas acciones de buena vecindad que sanitaristas del ejército estadounidense realizan tiempo ha en el país andino.

¿Quién no va a agradecer el gesto? Sólo que, como ha ocurrido en otros casos en esta tierra que aún los halcones consideran su patio trasero, la zanahoria casi siempre oculta el garrote, antes y después de la presidencia de Theodoro Roosevelt. Y a Bush no le agria el paladar que lo comparen con el gran conquistador que fue Roosevelt. No hace falta recelo extremo para pensar que la caridad de los médicos militares estadounidenses es el rostro sonriente detrás del cual se esconde el activo apoyo de Bush a grupos que enfrentan a Evo Morales, desde cuando emergió como un líder capaz de conducir a su pueblo en un proceso de transformaciones estructurales de la sociedad y el Estado.

Estos grupos, mascarón de proa de la feroz oligarquía boliviana, creen haber encontrado el pretexto ideal para desencadenar un despliegue de protestas diversas (marchas, huelgas de hambre, cierre de carreteras, sabotaje en el parlamento, manipulación mediática) destinadas a secuestrar la Asamblea Constituyente para impedir que la nueva Constitución consagre los cambios por los que las mayorías nacionales eligieron a Morales presidente. La lucha por los dos tercios de votos de la Constituyente para aprobar el texto constitucional es sólo un ardid dirigido a maniatar a la mayoría de los asambleístas, en busca de que las modificaciones de la Carta Magna no pasen de lo cosmético y, de este modo, quede intacta la dominación de las élites sobre el resto de la sociedad, tal como viene ocurriendo desde los tiempos de la colonia, cuando, tras la conquista, los aborígenes fueron sometidos a un régimen de esclavitud encubierta.

A Bush le importa un pepino si en Bolivia la democracia es efectiva para todos; lo suyo son las inmensas reservas de gas contenidas en el subsuelo de la altiplanicie andina. Si Morales hiciera como Juan Vicente Gómez, que entregó el petróleo a precio de gallina flaca a las transnacionales europeas y estadounidenses, los médicos y otros militares del imperio harían miles de sinceras operaciones humanitarias, seguros de que en sus hogares el despilfarro de energía podrá continuar sin sobresaltos. De ocurrir esto Bush estaría feliz no sólo por anotarse un gran triunfo, sino además porque su familia podría engordar sus capitales invirtiendo en la industria del gas boliviano. Pero Morales es de una sola pieza y del tamaño exacto del compromiso que adquirió con la emancipación de su pueblo, que comporta el control real de sus recursos naturales como, por ejemplo, el gas. De modo que el empeño por desestabilizar el gobierno del Presidente boliviano continuará aupado sin tregua desde la Oficina Oval de La Casa Blanca.

Si la mayoría de los constituyentes cede ante la presión de la oligarquía insurrecta y acuerda hacer una constitución tipo saludo a la bandera, gatopardiana, pues, a Morales le bastará con asomarse al balcón de su oficina a convocar al pueblo. Pero no será necesario porque en su mayoría los constituyentistas son de la misma madera del presidente y del resto del pueblo: libertadores, de la misma estirpe de Bolívar.

lunes, 27 de noviembre de 2006

A votar

"La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien lo ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución, e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.

Los órganos del Poder Público emanan del pueblo y a ellos están sometidos". Así reza el artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la misma que en otro de sus artículos, el 63, establece que el voto es un derecho. Éste es el poder soberano que se expresará el domingo en una decisión que ha de fecundar una nueva era en la democracia venezolana: la profundización del poder de todo el pueblo en la conducción de la vida del país.

La voluntad de la mayoría nacional es conocida, revelada tanto en los estudios demoscópicos como en las calles. Ayer lo vimos en Caracas: las avenidas Bolívar, Fuerzas Armadas, Lecuna, Urdaneta, Universidad, México desbordadas de entusiasmo popular. Por más distorsionante que sea la visión del globo mediático, la mayoría no come coba. La fiesta democrática del domingo ya tiene protagonistas: el pueblo y Chávez.

Algunos oposicionistas, presas de sus neuronas intoxicadas con tanta mentira mediática, se empecinan en creer que la soberanía del pueblo otra vez puede ser aplastada con teletrucos como ocurrió el 11 de abril de 2002. En esa ficción, asesorados por la supremacía de la comunidad de inteligencia estadounidense, los extremistas teledependientes han decidido desconocer el resultado electoral del domingo echando a correr el rumor a la una de la tarde de ese día de que una encuesta a boca de urna determinaría un supuesto triunfo oposicionista.

El plan comporta lanzar el rumor vía Internet desde la tierra de Bush, luego soltarlo en emisoras de radio del interior del país, en una cadena de facto, rebotarlo en Caracas replicándolo en una televisora.

No hay sorpresa. No habrá otro 11 de abril, ni un ucraniazo, ni nada que se le parezca. Ya se sabe cómo neutralizar la maniobra de la divulgación de resultados falsos. No hay ni habrá pueblo confundido el domingo. No hay ni habrá confusión en el Poder Electoral ni en el Plan República.

El domingo será un día tranquilazo como son y seguirán siendo todos los días desde que Venezuela derrotó a los secuestradores de navidad que, con su paro petrolero, le robaron la fiesta decembrina en el 2002.

Votar será una papaya: rápido y sencillo.

Una piscina sin agua le espera a quien se lance a desconocer la voluntad del soberano expresada con el voto directo, universal y secreto. Bush anda de derrota en derrota: lo cuerearon en Brasil, en Nicaragua y en su propio país quitándole la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Aunque quiera desconocer el resultado electoral, su margen de maniobra está tan limitado que no le queda otra opción: aguantar la acidez, tragarse el arrecherón y resignarse a continuar calándose a Chávez en Miraflores porque así lo decidirá la mayoría --abrumadora, por demás-del pueblo en ejercicio de su soberanía.

En fin de cuentas Chávez le ganó la apuesta a Bush sobre quién permanecería más tiempo en el liderazgo gubernamental en Caracas, el primero, y en Washington, el segundo. Bush ya empezó a irse --echado por el pueblo de su país--, Chávez, en cambio, se queda por mandato popular con la misión de profundizar y acelerar la construcción del proyecto de país contenido en la Constitución, y que ahora se le llama democracia protagónica, revolucionaria, bolivariana y socialista.

lunes, 20 de noviembre de 2006

El envión de arrastre

Sin ser futurólogo, quien con cinco dedos de frente se detenga a imaginarse el 3D llega a la muy objetiva conclusión de que la fotografía de ese día ya tiene forma y fondo: será tal cual dicen las encuestas cuyos datos han sido procesados respetando la opinión real de los entrevistados, es decir, evitando con la ética sólida de un auténtico profesional de la estadística ceder a cualquier tentación de las razones del corazoncito político que la razón no entiende, y desechando así respuestas inducidas por la pregunta o interpretaciones torcidas de los datos generados por la aplicación del instrumento demoscópico.

Es un hecho cuyos misterios salieron a la luz ya en los tempranos estudios de Paúl Lazarsfeld y su equipo en Estados Unidos: el día de las elecciones no hay sorpresas mayores, la gente vota como dijo que votaría. Y la porción, siempre pequeña, que durante la campaña mantuvo en duda su decisión tiende a sufragar por el candidato ganador.

Band wagon effect denomina a este fenómeno la ciencia del comportamiento electoral. De aquí que el abanderado favorecido por la mayoría por lo general aumente su votación si se compara ésta con la intención de voto revelada en las encuestas.

Esto es así en todo país donde se hacen elecciones. Los resultados y conclusiones de los estudios recogidos en The People Choice y The American Voter, entre muchos otros realizados en Estados Unidos, han sido validados en Europa, Asia, Africa, América Latina, incluyendo Venezuela. Si el lector lo duda acérquese a los análisis publicados por el politólogo Arístides Torres, lamentablemente fallecido tan temprano cuando aún tenía un mundo que dar a la ciencia política.

Aquí no hay coba. Al promediar las encuestas se encuentra que Hugo Chávez se ubica en una banda de 55% a 60%, mientras que Rosales lucha todavía por acercarse al techo de la oposición: los casi 4 millones de votos logrados por el Sí en el referéndum de 2004. Los demás candidatos y candidatas se ubican en porcentajes sensiblemente inferiores a 1%. De modo que la fotografía del 3D no sólo revelará el voto mayoritario que registra Chávez, sino además el crecimiento del mismo en un envión final producto del efecto arrastre del ganador. Así el actual presidente puede lograr su reelección con un porcentaje superior a los dos tercios del voto válido al capitalizar la mayor parte de 18% de los indecisos, sumándolo a su fuerza actual cercana a 60%.

En cambio, Rosales parece encaminarse a un resultado inferior al obtenido por la oposición en 2004. Su capacidad para capturar votos indecisos es casi nula, a lo que se suma que parte del electorado opositor refugiado en el abstencionismo después del fracaso del referéndum permanece inmovilizado, incrédulo ante un candidato de desempeño discreto en la puesta en escena de su campaña electoral. Por más que su comando manipule encuestas, eche el resto acarreando electores de todo el país para montar mítines en medio de un impresionante despliegue mediático; las torpezas verbales del candidato, los desaciertos de sus voceros como los ataques al gobierno demandando la devaluación del bolívar, las contradicciones en sus propuestas programáticas como, por ejemplo, los señalamientos de que las misiones son un mala política social pero que las conservarían, le anulan el vuelo a su credibilidad y los atenazan en un porcentaje electoral que conduce directo a la derrota.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Candidatos invisibilizados

Luis Reyes, candidato presidencial postulado por la organización Joven, introdujo ante el TSJ un recurso de amparo para que se le ordene a las televisoras, emisoras de radio, periódicos, revistas y páginas de Internet editados en el país, que le den cobertura a sus actividades de campaña. Sólo las televisoras, emisoras de radio, páginas internáuticas y la Agencia Bolivariana de Noticias, han divulgado las propuestas del mencionado candidato, le han concedido entrevistas, al igual que han hecho con el resto de los 18 candidatos y candidatas que se mantienen en la liza electoral.

Las televisoras, emisoras de radio, periódicos, páginas de Internet pertenecientes a grupos económicos han silenciado a la mayoría de los aspirantes presidenciales, como lo hicieron con todo el pueblo el 12 de abril de 2002. Son candidatos y candidatas invisibilizados por ese sector de la prensa.

Venezuela Da Silva, candidata de Nuevo Orden Social, le ha tomado la palabra al abanderado Rosales para dirimir el segundo lugar de la contienda –porque el ganador ya está definido en la persona de Chávez– en el debate que tanto mienta el candidato formado en las filas de Acción Democrática. Ninguna divulgación le han dado a esta propuesta los medios que apoyan militantemente a Rosales. A Da Silva se le niega la palabra.

Para estos medios, Rausseo es noticia sólo si sufre una crisis hipertensiva y es hospitalizado.

Sus proposiciones son objeto de mofa, irrespetando así los derechos que le consagra la Constitución bolivariana.

La cobertura que dan los autodenominados medios de comunicación social a las actividades de los candidatos presidenciales es un asunto de interés para todos los ciudadanos. El abordaje que los aparatos de divulgación de noticias han dado a los abanderados de la actual campaña revela sesgos, parcializaciones reñidas con la ética periodística y contrarias a las disposiciones contenidas en la Constitución.

El comportamiento extremo en esta carrera de sesgos es el de las televisoras que usurpan las funciones del comando de campaña de Rosales dictando líneas de cómo realizar cada actividad.

Incluso han llegado a la circunstancia insólita de publicar avisos en periódicos para reforzar el posicionamiento de los temas que aborda el mencionado candidato; sólo les falta el lema vota por mi candidato en los referidos avisos.

Estos mismos canales atacan con saña y sin tregua al Gobierno, en una abierta campaña negativa dirigida a restarle votos al comandante Chávez y abonárselos a su abanderado. Esta conducta se sustenta en le creencia, cuya falsedad ha sido demostrado por los hechos, de que los medios moldean el voto de los electores. Nada han aprendido de las derrotas sufridas desde 1998. La verdad es que el pueblo no come coba. La prensa ni pone ni quita gobiernos a los pueblos que protagonizan conscientemente su historia, ni con votos ni por la fuerza.

sábado, 11 de noviembre de 2006

La doctrina Míster Diablo

En los foros académicos se abre cada vez mayor espacio el consenso de que la elite estadouni dense, acordada en su ideología de supremacía sobre los pueblos del mundo a partir de su visión integrista cuasi religiosa, ha actualizado la amarillenta Doctrina Monroe cambiando la máxima "América para los americanos (del Norte)" por el lema "El planeta para los americanos (del Norte)", filosofía manifestada en las acciones del gobierno de George Bush, por lo que la remozada doctrina ha sido rebautizada con el nombre de "la Doctrina Míster Diablo". Valga enfatizar que tanto en la versión Monroe como en la Míster Diablo, la doctrina usurpa doblemente el gentilicio americano porque en ningún caso se trata de todos los americanos, sino exclusivamente de los integrantes del selecto club de los grandes industriales y hacendados esclavistas legitimados en el proceso de separación de la metrópolis británica, devenidos ahora en los líderes de grandes corporaciones de carácter transnacional con asiento en el territorio de Estados Unidos y representados por su speaker de ocasión George Bush. Valga decir, el pueblo estadounidense es tan víctima del imperio como el vietnamita, el cubano, el nicaragüense, el venezolano ...

Del mismo modo que Simón Bolívar tuvo que enfrentar las maniobras de la naciente potencia liderada por feroces industriales y hacendados esclavistas en el siglo XIX, lo que plasmó en su muy conocida alerta sobre la ulterior condición de Estados Unidos de opresor de nuestros pueblos en nombre de la libertad, iniciado el siglo XXI ha correspondido a los venezolanos plantarse ante las pretensiones de los neocolonizadores que, armados con la Doctrina Míster Diablo, urden jugarretas, manipulan, presionan, chantajean, intervienen en los países con el fin de apropiarse de recursos naturales estratégicos como el petróleo, el gas, la bauxita, el hierro, el agua dulce, la biodiversidad, la madera, las fuentes de generación hidroeléctrica ... Y todo ello bajo una refinada puesta en escena ambientada en una atmósfera, creada con técnicas propagandísticas fundadas en la mentira divulgada sin tregua, en la que, como si de fuegos artificiales se tratase, la luminiscencia de una democracia modélica obnubila incautos, ocultando hábilmente que millones de seres humanos, incluso en Estados Unidos, son excluidos de los ámbitos del Estado, es decir, de la vida pública y condenados a sobrevivir en la precariedad.

De aquí que sea certera la premisa de que en el seno del pueblo estadounidense hay densos sectores que simpatizan con el proceso emancipatorio que lleva adelante en Venezuela: emancipación de las garras del imperio con sus implicaciones de opresión, explotación, sojuzgamiento y dependencia. La verdad sea dicha, si el pueblo estadounidense votara en la elección de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas seguramente sufragaría por Venezuela.

La Doctrina Míster Diablo no correrá con la vitalidad de su antiquísima inspiradora, la Monroe, porque la circunstancia histórica de hoy va siendo cada día más favorable a los pueblos del mundo. No obstante el mortífero poder militar y el ritmo de avance científico tecnológico imperial, aplicado básicamente al complejo militar industrial, el intervencionismo, la prácticas de invasión y el chantaje financiero chocan con la fuerza integradora de los países en vías de desarrollo en todo el orbe, decididos ser libres plenamente.

lunes, 30 de octubre de 2006

Navidad a la venezolana

La navidad 2005 fue una ironía. En oficinas de alcaldías, gobernaciones, ministerios, y no se diga en establecimientos comerciales, Santa Claus fue celebrado con un culto entusiasta, botarate e, inconscientemente, lacayuno de la cultura impuesta por el aparato mediático estadounidense, llamado por Eisenhower el complejo militar industrial, denominación a la que Herbert Schiller agregó la dimensión cultural.

Ironía es que la mayoría del pueblo esté desarrollando una poderosa conciencia antiimperialista, raigal y sanamente nacionalista, claramente revolucionaria y emancipatoria; que se tenga perfecta certidumbre de que este proceso popular constituyente, expresado en el poder popular en plena etapa de consolidación, no hubiese podido avanzar de no acceder el control real de la principal palanca de la economía como es Petróleos de Venezuela, y a la vez se carezca -en la práctica que es la gran maestra de la política-de la convicción necesaria y suficiente para romper con los patrones de dominación cultural impuestos sutil y sistemáticamente por el gran centro transnacional que funciona en territorio de Estados Unidos.

¿Trasnocho ultraizquierdista lo que va escrito? Que va. Para construir un Estado revolucionario se requiere una sociedad en revolución, y para esto es imprescindible la ideología revolucionaria como guía general del devenir transformador. Es una unidad de contrarios imposible la proclama revolucionaria decembrina al lado del muñeco de Santa Claus, el pino del norte, las tarjetas y los cantos navideños en spanglish. Es sencillo. Estos elementos no son simples adornos decorativos. Constituyen símbolos asociados y representativos de actitudes, valores, estilos de vida, conductas, creencias estructurados en torno a una ideología extranjerizante de dominación, sutilmente opresiva y omnipresente.

Santa Claus no simboliza la navidad a la venezolana. Por el contrario, la niega, suplanta y deforma. Que su origen es nórdico europeo no es lo determinante, sino los valores que representan hoy: la ideología imperial; tal como también ocurre con el mentado espíritu de la navidad: truco de mercadeo de para obtener ganancias financieras e ideológicas propagada en esta tierra por una élite desnacionalizada y mayamera que hizo uso y abuso del poder económico y político en los tiempos de la IV República.

La navidad a la venezolana ha de centrarse en el rescate del pesebre, no como expresión de una práctica religiosa sino como manifestación del ser nacional venezolano, vinculado a los villancicos, la gaita, los aguinaldos, las hallacas, el dulce de lechosa y otras tantas expresiones de la cultura nacional.

En una encuesta mundial publicada a mediados de año se revela el creciente sentido de pertenencia de nuestro pueblo, que lo ubica como uno de los de mayor grado de orgullo por su nacionalidad. Reforzar el orgullo de ser venezolano comporta el reencuentro con la navidad criolla, sincrética, producto de la fusión de las culturas ibérica, indígena y africana desarrollada por el pueblo desde los tiempos de la colonia y que hoy sigue su curso, ahora con el impulso que le da el poder popular a la luz de la Constitución bolivariana.

Sería gratificante que en esta navidad reine el pesebre; que su imagen sea el centro de la escenografía en programas televisivos y radiales de concursos de gaitas, villancicos, aguinaldos, que en los hogares las cenas de nochebuena y de año nuevo sean a la venezolana.

lunes, 23 de octubre de 2006

Guerra mental

Guerra sucia in crescendo. Tal podría ser un titular desplegado a ocho columnas, ajustado a la información veraz y oportuna quedispone la Constitución bolivariana al operacionalizar la ética en el tratamiento de la información. Y no se trata de cuñas de radio y televisión en la que el cambio consiste en falsear la realidad torpe y burdamente. Se refiere este escritor a la operación psicológica que ha arrancado en distintos puntos de la geografía nacional. Combinada, esta operación con una serie global y transnacional de argucias propagandísticas destinada a posicionar el aserto de que Venezuela es un país forajido, renuente a cooperar con la comunidad internacional en la lucha contra el terrorismo, el tráfico de drogas, e inmerso en una carrera armamentista, entre otros flagelos que escuecen a la Humanidad.

La fuente generadora de la treta de manipulación colectiva está ubicada con precisión: la administración Bush. Pruebas en la mano.

Bush maniobra en España y logra paralizar importantes convenios de cooperación del país ibérico con Venezuela en el campo de la defensa militar. James Stravridis, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, tratando de legitimar la jugada contra Venezuela, acusa a la Fuerza Armada Nacional de compras excesivas de armamento. ¡Lo dice el vocero del ejército del país que más invierte en armas en el planeta e invade países como un gesto cruel de buena vecindad!, y sugiere ­veneno de macaurel­ que está en riesgo el equilibrio geopolítico y militar en América Latina. Días antes la presidenta de Chile afirmó que para nada preocupa la política militar de Venezuela. Desmentido por adelantado.

En una jugada dirigida a darle mayor profundidad a la declaración de Stravridis, la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense afirma en un informe que la frontera entre Estados Unidos y México presenta riesgos de infiltración de terroristas desde América Latina, especialmente desde Venezuela. Pero faltaba un elemento para darle redondez a la puesta en escena, y se detecta la presencia de grupos de paramilitares de procedencia extranjera en las cercanías de El Yagual, estado Apure. Todos estos elementos calzan con precisión armónica en la estrategia comunicacional de una de las candidaturas oposicionistas.

¡Coincidencia! Por esta candidatura, la administración Bush exuda simpatías y despliega apoyos generosos. De este modo, le sube la temperatura a la guerra sucia contra el gobierno bolivariano y su candidato. Es un intrincado entramado de mentiras repetidas con ritmo, tono y diseño de alta factura técnica en un mix de medios que incluye radio, televisión, periódicos, revistas, páginas de Internet, vallas, murales, volantes y perifoneo de calle. Se trata de la resurrección de Goebbles: una mentira repetida hasta el cansancio psíquico de la audiencia para dominarla por la fatiga que genera la tensión psicológica permanente y lograr así su asentimiento.

Disociación psicótica, la mentaron varios especialistas en el fragor mediático de 2002­2003.

Pero así como Goebbels fracasó en Alemania, en esta tierra de gracia han venido cosechando derrotas los discípulos del jefe nazi. Por más operaciones encubiertas que desaten, por más millones de dólares que Bush envíe, el 3D demostrará nuevamente que el pueblo venezolano no come coba, no importa cuán sutil y sofisticada sea la presentación de la infamia. En la guerra mental que ha desatado también será derrotado Bush y sus marionetas.

lunes, 16 de octubre de 2006

Dos decisiones

Dos decisiones tomará el pueblo venezolano el venidero 3 de diciembre. Una ya ha cristaliza do tan sólidamente que su irreversibilidad concita el consenso irrefutable: Hugo Chávez será reelecto presidente de Venezuela. Sigue la revolución.

A las 9 de la noche del domingo 3 de diciembre, cuando el Consejo Nacional Electoral dé a conocer su primer boletín, que aún siendo parcial permitirá diseñar proyecciones definitivas, se declarará de fiesta la inmensa mayoría de la sociedad venezolana. Es normal que una minoría nacional no celebre esa victoria, como tampoco ocurrirá en la Oficina Oval de la Casa Blanca, donde mister Bush tendrá que tragarse su rabieta porque continuará calándose al líder barinés en Miraflores. Y se verá obligado a renunciar a las consabidas operaciones psicológicas que tanto y con tanta saña ha aplicado contra Venezuela, al menos las abiertas porque bien se sabe que las encubiertas seguirán a la orden del día.

Ojalá la minoría del país que no comparte el proyecto de la democracia revolucionaria, consagrado en la Constitución, asuma con talante democrático el resultado de los comicios. Sólo sangre, sudor y lágrimas le podría traer la insensatez de retomar los rumbos de 2002 y 2003. Ya no hay espacio para los paros criminales, ni para el sabotaje, así como tampoco se puede tolerar guarimbas ni conjuras para carmonazos. La estabilidad de Venezuela es antisísmica en lo político, económico y social. No hay ni habrá río revuelto. Hasta la saciedad está demostrado: la revolución no la tumban los órganos de propaganda de la oligarquía interna por más que se arrejunten con el agresivo poder del imperio. Y ya no hay militares felones que se vendan por la promesa de un buen negocio a costa del presupuesto de la República. De aquí que no sea mera frase de ocasión el lema "si vienen como el 12 le respondemos como el 13", sino expresión cabal del estado de ánimo de los millones --y más porque muchos no tienen edad electoral-que sufragaremos por Chávez: estamos resteados con la democracia revolucionaria.

La otra decisión a tomarse el 3-D es competencia de la minoría oposicionista. Le corresponde definir su dilema que la agobia desde 1998: ¿quién debe dirigirla? No necesariamente ese jefe o jefa surgirá de entre los candidatos y candidatas. Henry Ramos, por ejemplo, entiende que si el oposicionismo opta por la abstención él será ungido como el líder de la contrarrevolución. De modo que la respuesta al dilema no es tan instantánea. Por ejemplo, si Rosales no logra sumar los casi cuatro millones de votos que obtuvo el sí en el referéndum reafirmatorio de agosto 2004 (el candidato anda lejos de esa cifra), Borges asumirá que es a él a quien corresponde unir al oposicionismo. Asimismo, si Un Nuevo Tiempo no logra superar ampliamente en votos a Primero Justicia hasta lograr asfixiarlo, 2007 encontrará a la oposición deshojando la margarita.

En contraste con la decisión de la mayoría: firme, indubitable, sin complicaciones, la minoría anda enredada la octava entrada del juego. Y es que no sólo Borges, Ramos, Primero Justicia y AD le empiedran el camino a Rosales, es que además el Conde del Guácharo busca hacer valer su porcentaje en las encuestas.

El 3-D será escenario de dos decisiones como queda dicho, a menos que el oposicionismo opte por seguir balcanizada entre caudillos y sanedrines.

lunes, 9 de octubre de 2006

Bello, el bolivariano

En una sistemática operación de secuestro histórico, los intelectuales de la oligarquía venezolana se han apropiado del legado de Andrés Bello, distorsionando parte sustantiva del mismo. De común lo presentan como uno de los suyos: dedicado a sus investigaciones y escritos filológicos, jurídicos, pedagógicos, poéticos y filosóficos en una torre de marfil, de espaldas al pueblo. Es cierto que en su trayectoria como senador en el Congreso de Chile, el caraqueño no se distinguió por impulsar profundas reformas sociales, pero también lo es que, sin ser nunca hombre de armas tomar, su fe en las revoluciones independentistas y en el porvenir de las repúblicas surgidas del mismo nunca flaqueó, a pesar de las tribulaciones por sucesos dolorosos como la disolución de la Colombia bolivariana.

Tras el viaje a Inglaterra, en compañía de Simón Bolívar y Luís López Méndez, como miembro de la comisión enviada por el gobierno provisional en junio de 1810, Bello permanece en Londres y traba una sólida amistad con Francisco de Miranda, quien le abre las luces potentes de su magnífica biblioteca. El poeta expande su universo cultural y acera su convicción independentista mientras enfrenta penurias y privaciones terribles.

Ofreció sus servicios al gobierno patriota en Cundinamarca en 1815. Su mensaje nunca llegó a destino porque fue interceptado por soldados de Pablo Morillo. También quiso trabajar para las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero no viajó a Buenos Aires. En medio de sus aflicciones económicas recibió el socorro de un exilado español, José María Blanco White (cuán útil fue la solidaridad internacionalista con los hijos de la naciente Venezuela de aquel tiempo), quien logra colocarlo como preceptor de los hijos del subsecretario de Estado inglés. En 1827 se desempeñó como encargado de negocios de la Legación de la Gran Colombia en Londres, de la que había sido secretario desde 1825.

Mientras desarrolla una febril actividad intelectual, con la participación en proyectos de publicación de revistas y una prolífica producción de obra escrita, Bello acaricia con mayor fuerza cada día la idea ­nunca abandonada­ de volver a América. Sus vínculos con la legación chilena se afianzan y acepta la invitación de radicarse en Santiago, donde amplió su quehacer ejerciendo varios cargos hasta consagrarse al rectorado de la Universidad de Chile, cuya fundación lideró en 1842.

Andrés Bello fue leal a la causa de la independencia, y su admiración por las hazañas de Bolívar, y su apoyo a la unidad de Colombia, la bolivariana, lo dejó plasmado en varios poemas, por ejemplo:
El himno de Colombia
Canción Militar Dedicada a S. E. el Presidente Libertador Simón Bolívar.

(Fragmento) Recordad del Araure los cam pos, que el valor colombiano ilustró; a Junín, Boyacá y Ayacucho, monumentos eternos de honor.

Como se observa, Bello repudió la fragmentación de Colombia por las oligarquías locales, azuzadas por el imperio del Norte, lo que revela su clara posición contraria a los intereses representados por los herederos de aquéllos que ahogaron el proyecto de Simón Bolívar. De modo que mal pueden los oligarcas de ahora, continuadores de los conjurados de La Cosiata, arroparse con el nombre de Andrés Bello. El legado del gran venezolano es patrimonio de todo el pueblo, no de la élite nostálgica aún de los antiguos privilegios y tan entregada al imperio como en 1830, cuando traicionó a Bolívar y al ejército patriota, civil y militar, que logró la independencia.

lunes, 2 de octubre de 2006

SIEP

Es gente que cumple religiosamente el sacrosanto oficio de defender su derecho de ob tener cada día la máxima ganancia como producto, entre otros factores, de la compra de fuerza de trabajo intelectual y manual de los infatigables trabajadores de la prensa, incluyendo --de cajón-a los periodistas. Y ese privilegio lo defienden con la ferocidad de Gengis Khan cuando asumió su destino manifiesto de conquistar medio mundo. Claro que ya no echan mano --como siempre lo hizo el Khan-de la fuerza física para la realización de su proyecto de vida; en estos tiempos el combate se refina en las ondas hertzianas de la radio, la imagen y el audio de la televisión e Internet, así como en la tenaz letra impresa de los periódicos y las revistas; y la rentabilidad de esas empresas no se expresa sólo contablemente sino también en lo que el poeta y filósofo Ludovico Silva llamó la plusvalía ideológica. De aquí que a la hora de exponer sus resoluciones nunca hablan de los esencial (los bolívares y dólares atesorados) sino de la apariencia legitimadora: enarbolan la bandera de la libertad de expresión y de información y se cobijan con la membresía de los periodistas, noble profesión que aún conserva ese particular aura romántica con que se asomó al mundo preindustrial.

Son expertos en el manejo de la dialéctica de los contrarios. Valga decir, el lema de la libertad de expresión y de información les sirve para estimular golpes de Estado contra gobiernos democráticos haciendo de la información mero truco propagandístico tras el cual se oculta la mentira y la manipulación, a la vez que aúpan regímenes de facto con el silencio informativo y el cercenamiento de toda opinión disidente. Todas estas diversas manifestaciones de la referida experticia se vieron desplegadas en toda su intensidad durante la insurrección del 11 de abril de 2002 en Venezuela, el derrocamiento del gobierno constitucional y la legitimación de la tan brevísima como sangrienta dictadura de Pedro Carmona Estanga. Desde el 10 de diciembre de 2001 los dueños de la gran prensa iniciaron los llamados abiertos a la insurrección, empujaron el golpe de Estado con una resolución febril y, con dibujos animados, musicales, sonrisas de anclas amaestrados y opinadores de teorías al uso del momento, propiciaron una incisiva operación psicológica para darle legitimidad a una dictadura hecha a la medida de la sed de dinero de sus protagonistas. La libertad de expresión y de información devino en una máscara de látex para usos determinados por la necesidad de la ocasión.

Allende las fronteras la flexible manera de asumir la responsabilidad social de la comunicación es por demás peculiar en la práctica de los caballeros y las damas de marras. Con la misma ardorosa furia con que se conjuran para descalabrar gobiernos democráticos que no le son afectos, se entrelazan para defender regímenes tiránicos como el de Pedro el breve por una muy sencilla razón: representaba el regreso de los grandes negocios a costa del presupuesto de la nación.

Es su genio y su figura. No cambian. No lo hicieron en 2002 ni lo harán ahora cuando congregados en asamblea --tantas veces lo han hecho--, volverán a condenar a la democracia venezolana con artilugios argumentales que sólo esconden la defensa de privilegios y prebendas, amparándose en el secuestro de la membresía de los periodistas, precisamente las víctimas de la llamada Sociedad Interamericana de Explotadores de Periodistas (SIEP).

lunes, 25 de septiembre de 2006

Dale con la cruz

Por interpuesta persona habló el Diablo. El general Peter Pace, jefe del estado mayor conjunto de las Fuerzas Armas de EE UU, actuando como símbolo del poder militar imperial, mostró su feroz determinación a usar -cuando su muy particular criterio y el de Míster Diablo así lo consideren-el músculo bélico de la primera potencia del globo para descalabrarle el ánimo independentista a los levantiscos venezolanos, que andan en serio dedicados a la tarea de emanciparse también, ya consolidada su autodeterminación política, en lo científico tecnológico y económico. Lucifer escupió azufre.

La vieja técnica de exhibir el músculo militar constituye una clásica táctica intimidatoria desde los tiempos de los filisteos y su gigantón Goliat. De este modo se busca acoquinar al adversario, paralizarlo y someterlo a la voluntad de los señores del país más fuerte, en este caso el imperio estadounidense. Pero así como el truco no le funcionó a los filisteos, a los imperialistas de estos tiempos también les ha fallado el ardid varias veces. A los yankis nos le funcionó la puesta en escena en Viet Nam, Irán; tampoco obtienen progresos en Irak. En el Líbano tuvieron que dar marcha atrás ordenándole a sus perros de presa que regresaran a casa con la vergüenza de una derrota inocultable.

En Venezuela el imperio no las tiene consigo. Con maniobras y presiones trataron de asilar al país, encerrándolo en un cerco diplomático y político que en jerga castiza no tiene otro nombre que no sea bloqueo. Pero el tiro se le fue por la culata. Ahora la cuestión consiste en amenazar para que Venezuela decline su legítima aspiración a convertirse en miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. De aquí que George Bush haya ordenado que el vocerío no sea sólo de los halcones de regio traje oscuro sino también de los halcones que ocupan las instancias del alto mando militar del imperio, como es el caso del circunspecto general Pace.

Se trata de una suerte de diplomacia de cañoneras verbales destinada a asustar incautos que revela un error borbónico: la negación a aprender de las lecciones de la vida. Míster Diablo orquestó, diseñó, financió, organizó un golpe de Estado contra la democracia revolucionaria en abril 2002, cuando Manuel Rosales recibió y cumplió la orden de firmar el decreto Carmona; luego el imperio actuó de idéntico modo con el paro económico petrolero, la guarimba y el referendo. Y salió apaleado. ¿Será diferente ahora? Todo indica que otra vez el imperio será zarandeado: por más que amenace no doblegará la voluntad libertaria, independiente y soberana de los venezolanos.

A Bush se le debe aplicar el consejo contenido en el joropo carnaval Pipiriguá: alzarle al frente la cruz para que se espante. "Allá viene el diablo dale con la cruz, a mí no me asusta lo que diga (Bush)". Que Bush use una marioneta parlante de uniforme militar o de rígido traje gris, no asusta a nadie, como tampoco amedrenta cuando es el mismo torpe musiú luciferino el que, como Hitler en su tiempo, se deslengua en amenazas.

La verdad es que el imperio quiere pero no puede agredir en mayor escala a Venezuela. Lo que no es razón para echar un camarón, no vaya ser que a Míster Diablo le dé por una aventura temeraria ante la evidencia de que sus candidatos perderán en los venideros comicios parlamentarios en EE UU, y que en Venezuela sigue perdiendo los reales con candidaturas pura pinta.

lunes, 18 de septiembre de 2006

Vene-Irán

Lo establece sin duda posible el artículo 152 de la C o n s t i t u c i ó n vigente: las relaciones interna cionales de Venezuela responden a los fines del Estado en función del ejercicio de la soberanía y de los intereses del pueblo, y se rigen por los principios de independencia, igualdad entre los Estados, libre determinación y no intervención en sus asuntos internos, solución pacífica de los conflictos internacionales, cooperación, respeto a los derechos humanos y solidaridad entre los pueblos en la lucha por su emancipación y el bienestar de la humanidad... Y es sobre la base de esta norma que se profundizan las relaciones de cooperación entre Irán y Venezuela, las cuales registran un envión con la visita del presidente Mahmoud Admadinejad y la suscripción de 34 convenios y memoranda de entendimiento en distintos ámbitos de la actividad económica, científica, tecnológica y cultural.

De este modo, ya distintivo de las relaciones entre los dos países, se demuestra la perfecta viabilidad del encuentro fecundo entre dos pueblos que se empinan por construir su plena independencia política, económica, cultural como fórmula para desbrozar una vía propia de desarrollo con sentido social.

Independencia plena que comporta el rechazo al ingerencismo, tan tolerado y aupado en otros tiempos, en Irán y Venezuela cuando sus destinos estaban en manos de gobiernos abiertamente entregados a intereses imperiales, ofrendando sus recursos estratégicos, especialmente el petróleo, como tributo a las las élites de Estados Unidos, en particular. Emblemático que los dos países, no obstante su distancia geográfica y diferencias culturales, coincidan en empinarse contra la prepotencia y la soberbia de los halcones que, con George Bush como speaker, pretenden sojuzgar a todos los pueblos del mundo, dictándole que hacer con su existencia bajo la férula de la ideología del pensamiento único y la unilateralidad de la superpotencia imperial. Asimismo, se trata de la manifestación auténtica de la concreción de espacios plurales en el seno de la comunidad internacional, asumiendo con respeto la diversidad cultural, que ya van siendo expresión concreta de la pluripolaridad ascendente en el planeta.

Los acuerdos --34 en total-entre el país de Omar Khayam y el de Alberto Arvelo abarcan desde la industria petrolera, la minería, la fabricación de tractores y automóviles, así como de equipos médicos, hasta la petroquímica, el intercambio de contenidos noticiosos, plantas de cemento, agricultura, construcción de viviendas, la metalurgia, entre muchos otros sectores del quehacer productivo. Todos estos convenios tienen un denominador común: implican inversiones productivas en la economía nacional, generación de riqueza con valor agregado en territorio venezolano y transferencia de tecnología para la industria criolla, lo que se traducirá en un vigoroso incremento del empleo productivo y seguro. Una modalidad de cooperación que debería ser modélica en la comunidad internacional esta practicada por Irán y Venezuela, que redunda en beneficio para ambos pueblos.

La propaganda bushiana, presentada hábilmente bajo la sutil envoltura de la información periodística, ya se precipita a decir, con el debido eco en sus marionetas parlantes de la comarca, que Venezuela e Irán se conjuran contra su gobierno. La cuestión está clara: es Bush quien conspira contra los derechos soberanos de Venezuela e Irán. Y ya está anulado el tiempo de la mentira y el engaño.

lunes, 4 de septiembre de 2006

Tres logros

Si de decirlo en síntesis se trata, los logros de la reciente gira presidencial se podrían expre sar así: más inversiones productivas en la economía nacional, transferencia de tecnología de punta y apoyo a la candidatura para el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Tres conquistas de vital importancia en el exordio de una nueva etapa en la puesta en práctica de la visión compartida de país consagrada en la Constitución, etapa que tendrá su sello de aprobación soberana en los comicios del 3 de diciembre. Tres logros que conllevan un salto cualitativo en el impulso del país por la senda del desarrollo integral, es decir, en la construcción de una democracia plena en las dimensiones social, económica, cultural y política, que se manifieste en el bienestar del pueblo y en un sólido liderazgo del país en la comunidad internacional.

En un tiempo breve no sólo se ensamblarán, sino que se fabricarán en territorio venezolano, tractores, computadoras, teléfonos celulares, entre otros productos. En otras palabras, se trata de generación de riqueza y empleos e incremento de la capacidad científico tecnológica del país.

Para superar el atraso, la pobreza, no basta seguir exportando materia prima como, por ejemplo, petróleo crudo, bauxita, hierro; se impone lograr capacidad tecnológica para procesar esa materia prima y exportar derivados y productos intermedios y manufacturados. En ninguna interacción de neuronas cabe que Venezuela deje de ser gran exportador de petróleo y otras materias primas en poco tiempo, se trata de complementar esa condición con una creciente cualidad de economía industrial, incluyendo sectores de punta como la informática y la biotecnología.

Para quienes asumen con incredulidad la referida perspectiva, guiados por un fatalismo y desesperanza aprendidos, manifestado como derrotismo histórico y practicado con una ciega resignación, sería útil que se asomen a la experiencia de Malasia, y se enteren de que sí es posible conjugar desarrollo real con justicia social, a la vez que se preserva y fortalece la independencia y soberanía del país. No es verdad que el camino del desarrollo de los países del Sur pase por convertirse en una neocolonia maquiladora. Los malasios han avanzado y siguen progresando en la construcción de una economía altamente productiva y diversificada, con inclusión social y a la vez posiciones autónomas, independientes, soberanas en sus relaciones con el resto de la comunidad mundial.

La legítimamente arraigada aspiración de los venezolanos de "sembrar el petróleo", tan postergada por los gobiernos de la IV República, se abre ahora como una naciente realidad, viable en todos los aspectos, que sirve de plataforma de impulso, de lanzamiento de un proyecto de desarrollo asumido por las mayorías nacionales y visto con respeto y simpatía en casi todo el planeta, sin que comporte copias o imitaciones de otros modelos, como empecinadamente quieren hacerlo ver los oficiantes de la mentira mediática dentro y fuera de las fronteras nacionales.

Aún es temprano para predecir si Venezuela ingresará al Consejo de Seguridad de la ONU porque la presión de Washington es rabiosa y permanente sobre varios miembros de la organización. Pero ya se ve el firme prestigio del país por lo que vale afirmar: el destino de la Patria está en buenas manos: las de su pueblo, sabio y emprendedor como el que más.

lunes, 21 de agosto de 2006

Socialismo constitucional

"Venezuela se constituye en un Estado Democrático, Social, de Derecho y de Justi cia". Esta afirmación no pertenece al programa de un partido político ni al manifiesto de un grupo de artistas soñadores, sino al Artículo 2 de la Constitución Bolivariana. Vale decir, es parte del proyecto de país que ­con tesón y recia perseverancia­ los venezolanos construimos cada día. Muchas interrogantes se pueden dejar caer sobre los alcances, las implicaciones, connotaciones del mencionado artículo. Por ejemplo, cabría preguntarse si su contenido comporta que la forma social de organización de Venezuela ha de ser necesariamente capitalista, como parece interpretarlo incluso un sector de quienes impulsan los objetivos de la Carta Magna. Dicho de otro modo: ese estado democrático, social, de derecho y de justicia, ¿se puede edificar con base en la explotación del hombre por el hombre y la obtención de la máxima ganancia para beneficio individual o grupal? La respuesta que cada quien dé a este interrogante es crucial en el contexto de una polémica que se asoma en el debate político nacional: el supuesto imperativo de que el texto constitucional declare la opción socialista en Venezuela para que la misma sea viable. Perspectiva que a este escribidor le resulta redundante.

Pensar que en el capitalismo es posible la justicia, no sólo es ingenuo sino además torpe en la teoría y la práctica. La injusticia es una cualidad distintiva de todas las formas sociales fundadas en la explotación del hombre por el hombre, desde el esclavismo. Incluso este aserto es válido en los términos de la justicia individual; mucho más lo es cuando se piensa en la justicia social. El capitalismo necesita un contingente humano, variable en número según las circunstancias del momento histórico, que sobreviva en la miseria, o al borde de la misma, por ejemplo, en las garras del desempleo. Así evita que la mano de obra se encarezca en demasía para sus intereses de reproducción y acumulación de capital. Esto no cambiará en el capitalismo nunca jamás. Ergo, es una ilusión creer que el capitalismo puede coexistir con la justicia. O sea, la Bolivariana es claramente anticapitalista porque su apuesta por la justicia social, en medio de la democracia en los espacios del Estado y de toda la sociedad, la distingue sin posibilidad de ámbitos grises.

A menos que alguien plantee en el presente venezolano la opción de una forma social más allá del socialismo, hacia adelante, hacia el futuro ­lo que no luce para nada verosímil­, el deside
ratum es entre capitalismo y
socialismo. Y como ya queda demostrado que la ruta capitalista no es propia del proyecto de país contenido en la Bolivariana, la exigencia de que en su texto se diga literalmente que su vocación es socialista, constituye un desplante caprichoso, inútil e intelectualmente improductivo. El rumbo socialista a la bolivariana es constitucional, sin lugar a dudas, sin necesidad de reforma ni enmienda.

En ninguna parte la Bolivariana se casa con el capitalismo. Por el contrario, un bojote de sus disposiciones conlleva un aliento poderoso, radical, de orientación no capitalista. Es más: la ejecución operacional de muchas de sus definiciones conceptuales sólo es viable en un rumbo hacia el socialismo. Son tantos dichos conceptos que, puestos en la balanza de las opciones de desarrollo de la sociedad, indican sin duda la pertinencia de encaminar al país por la senda del socialismo hecho por y para los venezolanos.

lunes, 14 de agosto de 2006

Rojo

"La información concerniente a las obras del gobierno, los mensajes y alocuciones oficia les, no podrán tener contenidos publicitarios o propagandísticos de naturaleza electoral". (Último párrafo del Artículo 21 de Las Normas sobre Publicidad y Propaganda de la Campaña Electoral para la Elección Presidencial Diciembre 2006). Ni el sol del mediodía en marzo es tan claro como esta disposición. Y, para evitar confusiones potenciales, basta leer el artículo 2 de las referidas normas: "Se entiende por publicidad y propaganda electoral las actividades de carácter público desarrolladas por los candidatos, las organizaciones con fines políticos, grupos de electores que tengan como propósito captar, estimular o persuadir el voto del electorado a favor o en contra de un candidato dentro del lapso señalado por el CNE". Valga decir, en criollito, los contenidos publicitarios o propagandísticos son de carácter electoral cuando piden el voto para un candidato o tratan de convencer al elector de no votar por tal candidatura. De aquí que las actividades divulgativas de la acción del gobierno, mandato expreso de la Constitución, no son campaña electoral. La próxima inauguración del Hospital Cardiológico Infantil Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, así como la del segundo puente sobre el río Orinoco, entre tantas obras que entrarán en servicio en los días, semanas y meses venideros no están destinadas a pedirle el voto a los electores o a tratar de que no sufraguen por los candidatos oposicionistas. Así como tampoco comportan elementos de promoción electoral los mensajes dirigidos a fortalecer en la población los valores de la Constitución, como, por ejemplo, la solidaridad.

Es inadmisible que un funcionario público, sea empleado del Ejecutivo nacional, de la Gobernación del Zulia o de la Alcaldía de Chacao, mientras cumple su jornada de cada día se dedique a pedir votos a favor o en contra de uno u otro candidato. Empero, cuando concluye su trabajo, en su tiempo libre, el funcionario público vuelve a ser un ciudadano en plenitud de disfrute de sus derechos democráticos, por ejemplo, el de participar en la campaña electoral promoviendo la candidatura de su preferencia. Están pelaos quienes pretenden ponerle tirro en la boca a los venezolanos y venezolanas que prestan servicios al Estado durante el transcurso de la campaña electoral. La soberbia de los dueños de televisoras, emisoras de radio y periódicos, dedicados a descalificar a venezolanos que el día sábado, en tiempo no laboral, fueron a expresar su respaldo al candidato Chávez, no es sólo muestra de la prepotencia típica de las élites de la IV República sino además manifestación de una clara tendencia autoritaria, fundada en la pretensión de negarle los derechos democráticos a las mayorías nacionales, excluidas siempre hasta 1999.

En medio de su aquelarre, la élite mediática llegó al extremo de pretender prohibirle a los adherentes de la candidatura revolucionaria el uso de vestimenta de color rojo. Valga decir, aún creen vivir los tiempos superados cuando, con su manipulación, se asumían dueños hasta del gusto cromático de la población a la hora de escoger una camisa.

Es válido preguntarse el porqué estos mismos medios no critican la publicad electoral del candidato Rosales en las que usa el logo de la Gobernación del Zulia. Es sencilla la respuesta: en las neuronas de sus dueños --ya oxidadas-los derechos democráticos son parte de su propiedad privada.

lunes, 7 de agosto de 2006

¿Guachafita con fe?

Usted los ve: incisivos, insistentes, su voz y sus gestos son eco preciso de las desmedidas exigencias --por demás inconstitucionales e ilegales-del oposicionismo que, siguiendo el guión redactado en el norte, se inventa la quinta pata del gato para, a golpe y porrazo, tener a tiro el pretexto que justifique a los ojos de sus partidarios retirarse de la campaña electoral, cuando les llegue la orden, con la ilusión de potenciar la abstención, argumento que en enero enarbolarán para negarle legitimidad al nuevo período presidencial de Chávez. Circunspectos discurren por los recovecos del derecho electoral para, sacando con pinzas y destreza de experto en operaciones psicológicas artículos derogados por colidir con la Constitución, darle barniz de lógica jurídica a la insólita demanda de ponerle tirro y pegalotodo en la boca al Presidente de la República, impidiéndole hablar desde el 1º de agosto hasta el 4 de diciembre.

¿Los recuerda el 12 de abril de 2002? Varios se dejaron caer por Miraflores y aparecen entusiastas, tan contentos como Carmona, repartiendo abrazos y votos de felicidad a los golpistas, en los videos que fijan en la historia aquella vergüenza nacional. Ese día auparon a los que le pusieron en la boca a todo el pueblo, para silenciar la protesta contra el golpe de Estado, el tirro y el pegalotodo que ahora le tiene reservado a Chávez. Días antes se les había visto levantando los brazos victoriosos de Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega, en la bendición del programa de gobierno del ya para ese momento cuadrado gobierno de facto.

Piénselo usted: con su rígida jerarquía vertical, los votos de obediencia, ciega y, a veces, sorda y muda, actúan como el propio --ya extinto-buró político del Partido Comunista de la URSS. Sus verdades inapelables no admiten debate; la disidencia se trata con el remedio de la exclusión o el silencio mansamente aceptado. Su fortaleza no son cañones ¡Bien pelao que estaba Stalin cuando preguntó por los ejércitos del Papa! Es la autoridad fundada en la fe administrada no al calor de la vida de los pobres, como los predicó Jesús de Nazareth, sino en los regios, amplios y espléndidamente adornados palacios arzobispales, en cuyos gratos espacios es siempre bienvenida la visita de sus ilustrísimas señorías del capital criollo y transnacional.

En cristiano popular son el CEN de un peculiar partido político habituado en los tiempos de la cuarta república a acceder al poder, ejercerlo a la sombra, de manera encubierta, asumiendo un papel clave: legitimarlo predicando cotidianamente su inevitabilidad y su sujeción sólo a los cambios del Gatopardo: nuevos rostros, iguales intereses. Pero esa manguangua se acabó con la llegada del bicho no domesticable Hugo Chávez a Miraflores. Y la nostalgia de aquellos tiempos felices, plácidos y prósperos, los llevó a enrolarse en la aventura del carmonazo, y los arrastra ahora a la feroz campaña contra el Consejo Nacional Electoral, en una jugada de laboratorio digna del mundial de fútbol, en combinación con Súmate, el aquelarre de precandidatos oposicionistas y el inefable William Brownfield, para desestabilizar la campaña electoral, ponerle cargas de profundidad a los comicios del 3D y soñar con repetir la noche del 11 de abril de 2002.

lunes, 10 de julio de 2006

Las normas del silencio

A veces la fuerza de la costumbre, manifestación genuina de las ideologías dominantes en determinados sectores de una sociedad, con su tan vital como sutil fuerza en la modelación de hábitos, valores, actitudes, estilos de vida, lleva a algunos doctos ciudadanos a asumir reglas restrictivas de las libertades cívicas como si fuesen nimiedades de la cotidianidad, dignas de toda aprobación, mucho más si coinciden con la postura política de los mencionados sectores.

Tal es el caso del proyecto de Normas de Publicidad y Propaganda propuesto en el seno del CNE para regular la venidera campaña electoral presidencial, cuyo contenido, con la mira puesta en Hugo Chávez, le pone tirro con pegalotodo en la boca a los funcionarios que se postulen a la Presidencia de la República.

O sea, el motivo de los desvelos de los pensadores de las las normas de marras es Chávez, pero por mampuesto tirotean también a Manuel Rosales, gobernador del Zulia y precandidato presidencial, pretendiendo obligarlos a hacer votos de silencio durante la campaña. ¿Será que los proyectistas de las tan mentadas normas no se han enterado de que no somos cardenales, con excepción del arzobispo de Caracas y de Castillo Lara, y vamos a elegir un presidente no un Papa?
De un tirón el proyectista — ¿algún avisado rector?— pasa por las armas un bojote de disposiciones constitucionales que obligan a los gobernantes a rendir cuentas ante los electores sobre su gestión. Llega al extremo, en el entrelíneas del texto propuesto, de pretender propinarle un minicarmonazo a la Carta Magna suprimiendo implícitamente todo el articulado relativo a la transparencia de la gestión pública y la participación ciudadana, cuyo basamento práctico es el manejo cabal de información veraz y oportuna por parte del pueblo sobre cada uno de los actos de sus gobernantes.

Sin información no hay participación. Sin información no hay contraloría social. Sin información no hay poder popular. Acusen recibo, muy respetados proyectistas.

Cuando se busca prohibir que un gobernante candidato informe a los electores el qué, el dónde, el cuándo, el cómo, el con qué, el por qué y el para qué de su gestión, ¿se espera que los electores se informen por telepatía o por artes de brujería para someter a evaluación el desempeño del funcionario con el fin de determinar si le ratifican o le niegan su confianza? Y si esta ocurrencia resulta válida ahora, porque la costumbre impide verle a guadaña autoritaria de la feroz censura que comporta, ¿por qué no se le aplicó a alcaldes, gobernadores, diputados, concejales que en tantas ocasiones han optado a la reelección? ¿En qué pozo de la muerte echarán el artículo 21 de la Constitución que determina la igualdad de los ciudadanos ante la ley? ¿O acaso los candidatos presidenciales son menos ciudadanos?
No se trata, quede dicho porsia, que este fablistán pretenda anarquizar la competencia candidatural suprimiendo toda norma. ¡Zape! Lejos de esa conseja de que la revolución se hace sin leyes; por el contrario, tengo para mí que la revolución se construye con normas revolucionarias, no con poses anarcoides.

El asunto estriba en guiarse por la máxima que tan útil fue para los demócratas españoles en la difícil transición del franquismo a la libertad: dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada. Vale decir, sí a las normas siempre que sintonicen con la Constitución y las leyes. Del CNE el pueblo espera borrar cualquier capricho carmonero cumpliendo y haciendo cumplir la Constitución.

lunes, 3 de julio de 2006

La pluripolaridad va a la ONU

En agosto de 2000, cuando juró cumplir y hacer cumplir la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como jefe del Estado, Hugo Chávez inició un tránsito que, entre otros desarrollos, comporta el impulso sin tregua de la refundación de las relaciones internacionales sobre la base de principios fundados en el Derecho y el trato justo. No importa el producto interno de un país, ni la cuantía de su población, ni el poder de fuego de sus ejércitos, así como tampoco la influencia de su cultura o su ubicación geográfica y sus reservas de recursos estratégicos; ningún Estado debe ser primus inter pares, mucho menos hegemón del planeta. Se reivindica así la premisa tan preciada para Benito Juárez, estadista mexicano del siglo XIX: el derecho propio termina donde comienza el derecho del otro; el respeto al derecho ajeno es la paz.

Que Chávez es leal a su juramento se constata cada día. Por ejemplo, el sábado pasado durante la VII Cumbre de la Unión Africana, cuando le propuso a los jefes de Estado y de gobierno allí congregados forjar una vigorosa cooperación en educación, con la creación de la Universidad del Sur; en comunicación, con Telesur y Radio Sur; en finanzas, con la constitución del Banco del Sur; energía con la conformación de Petrosur. “Una cooperación beneficiosa para todos nuestros pueblos que nos permita construir el otro mundo posible: el que tiene por norte el Sur”, dijo el presidente venezolano.

Los nutridos aplausos con que fueron recibidas sus palabras es la mejor constatación de que Chávez interpreta y expresa cabalmente las posiciones de su pueblo y de una inmensa mayoría de la humanidad hastiada de invasiones, saqueos, vasallajes y secuestro de la voluntad popular y la democracia por los colonialistas de ayer e imperialistas de hoy.

Se observa asimismo que la aspiración venezolana de ingresar en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, para lo cual se requieren más de 120 votos, suma apoyo sin pausa. No sólo en América Latina crece el respaldo a la candidatura de Venezuela, sino también en Asia, África, el Caribe...

Se vislumbra como cierta la meta trazada de conquistar un resultado de unos 140 votos para lograr así demostrar a Bush que no es dueño de la voluntad de los pueblos y los gobiernos del mundo, y que la pluripolaridad propagada por Chávez es un objetivo compartido por la mayoría de los habitantes de la Tierra.

A Bush le solivianta el ánimo la presencia de Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU porque sabe que la bandera enarbolada por Benito Juárez, en gran medida heredada de Simón Bolívar, flameará con mayor fuerza cada día en aras de hacer valer la paz como expresión del respeto a la soberanía, la independencia y la autodeterminación e los pueblos y los Estados.

¿Podría el mister con sus dólares y amenazas encubiertas frenar el avance de Venezuela hacia el Consejo de Seguridad del organismo mundial? Así como en el fútbol la pelota es redonda, en las relaciones internacionales casi nunca todo está dicho previamente.

Lo que sí es un dato fáctico es que la política imperialista de Bush sufre derrotas hasta en su propio país, como por ejemplo, la sentencia de la Corte Suprema según la cual Bush se extralimitó en sus facultades como jefe militar.

Del mismo modo que ha sido carajeado por magistrados en cuya designación tuvo grande influencia, la comunidad internacional en la ONU, al elegir el Consejo de Seguridad, pondrá Bush en su sitio.

lunes, 26 de junio de 2006

Baduel

La vasta operación psicológica que comportó los preparativos del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, incluyó el uso de hábiles y sutiles técnicas de manipulación de la información, es decir, desinformación, masiva y personal, para crear una aparente realidad en la que patriotas revolucionarios eran presentados como conjurados en la conspiración contra la democracia. Tanto en el ámbito militar como en el civil, infamia de por medio, se levantaron sospechas que en cierto grado dividieron a fuerzas gubernamentales, presas del recelo inducido. Una de las víctimas de estas prácticas fue el general Raúl Isaías Baduel, para el momento comandante de los paracaidistas asentados en Maracay. En el alto gobierno, militares comprometidos con la conspiración echaron a rodar el rumor de que el general andaba preparando una insurgencia.

“Baduel es el jefe de un movimiento insurreccional”, propagaban sin tregua. Ministros, diputados, gobernadores y otros dirigentes pisaron el peine; situación esta que facilitó la maniobra de concreción de condiciones necesarias y suficientes para El Carmonazo.

Luego de su acción, en cierto modo decisiva, en el diseño y ejecución de la operación cívico militar que dio al traste con la sangrienta dictadura de Carmona, se desató contra Baduel una feroz campaña de asesinato moral y político en el contexto de la organización y posterior desarrollo del plan golpista del paro económico petrolero.

Ya no era creíble decir que Baduel lideraba el intento de golpe. Comenzaron a acusarlo de andar construyendo su propio liderazgo con pretensiones presidenciales. Con sus arrestos de filosofía oriental, el soldado llanero, al igual que el presidente Chávez, se mantuvo imperturbable cumpliendo sus deberes de demócrata, es decir, fiel a la Constitución y a los poderes públicos legítimamente constituidos, incluyendo de manera singular al Poder Ejecutivo y al jefe del Estado.

En mayo pasado, por la cercanía del mes de julio, momento especial de ascensos y designaciones militares, otra vez se activó la guarimba mediática.

Nuevamente trataban de meter cizaña en la FAN. Visto el cuadro cerrado con que se mueven los oficiales, constitucionalistas todos, la estrategia consistió en simular que había pugnas entre los altos oficiales, incluyendo en la movida, por supuesto, a Baduel. La inagotable paciencia de este último distinguió a todos los generales y almirantes sobre quienes recaía la expectativa, en particular, de la titularidad del Ministerio de la Defensa. La FAN se mostró tal cual es actualmente: monolítica, a prueba de operaciones de desinformación presentes en columnas de periódicos, revistas, programas de radio, de televisión y páginas de Internet. El sueño de los propagandistas de las matrices de opinión diseñadas en laboratorios transnacionales de la guerra mediática de desencadenar desencuentros entre los oficiales, se quedó en eso: deseos estériles.

El saludo emocionado que recibió Baduel en el propio Campo de Carabobo de sus compañeros de armas, verbigracia, el almirante Maniglia, en el mismo instante cuando el presidente Chávez hizo el anuncio de su ascenso a general en jefe y su designación como próximo ministro de la Defensa, revela que el espíritu de cuerpo y la unidad de propósito son principios acerados en la totalidad de la FAN.

Los militares han aprehendido la misma sabiduría del pueblo civil: pa` la cizaña mediática del bushismo fraternidad bolivariana.

lunes, 19 de junio de 2006

Operaciones encubiertas

Desde que el rey Filipo de Macedonia, padre de A l e j a n d r o Magno, introdujo en la estrategia política de la cultura occidental la máxima “divide y vencerás”, su aplicación ha dado importantes victorias a organizaciones, líderes, países, coaliciones...

Magnificar y explotar las contradicciones del adversario para fragmentar sus fuerzas hasta debilitarlo en grado tal que no pueda continuar la lucha, tal es la técnica clásica animadora de epopeyas, cruzadas, campañas, conquistas, colonizaciones y –también– de pequeñas victorias, algunas cotidianas, cuya suma determina el logro de objetivos de gran alcance.

La tecnocracia, que en alianza con las corporaciones transnacionales domina el poder en Estados Unidos, ha atesorado una valiosa experiencia interna y externa en la aplicación de la técnica de Filipo de Macedonia.

Prueba de ello son los memorandos emitidos por Henry Kissinger, en sus tiempos de secretario de Estado, ordenando el financiamiento encubierto de los grupos más radicales de la Unidad Popular chilena en 1972 para inducirlos a cuestionar el gobierno de Allende acusándolo de reformista. Los referidos grupos “ultrarrevolucionarios” mordieron completo el peine imperialista y contribuyeron a desestabilizar el proceso hasta su derrocamiento por el fascismo. Abundan otras pruebas, para conocerlas basta con examinar el cúmulo de documentos –ya desclasificados– sobre las operaciones secretas de los gobiernos de Estados Unidos en todos los rincones del planeta.

Para dividir a un enemigo el imperio siempre se ha valido de distintos métodos. El uso del Caballo de Troya es clásico en las acciones encubiertas de intervenciones en la política de los países cuyos gobiernos no son del agrado de la élite imperial.

Implantar grupos tipo Caballo de Troya es una de las técnicas favoritas de los estrategas de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos. En Venezuela estas modalidades de agresión son conocidas. Abril 2002 desnudó a infiltrados civiles y militares, algunos ubicados en posiciones claves del Gobierno, que constituían una típica formación Caballo de Troya. Su desempeño fue clave en los preparativos y el desarrollo del golpe de Estado.

La comunidad de inteligencia imperial, encabezada por la CIA, sabe bien que la anarquizada y enclenque oposición venezolana no tiene con qué desestabilizar el proceso de cambio democrático revolucionario. Le sobran dólares pero está ayuna de pueblo. De modo que ahora el ataque contra la revolución bolivariana no será sólo desde los espacios (periódicos, televisoras, emisoras de radio) del oposicionismo de oficio, sino también mediante el uso de grupos en apariencia del proceso (recordemos Chile 1972–1973) que, con poses ultrarrevolucionarias, ataquen al Gobierno, por ejemplo, lanzándole un “ultimátum” por el tema de la seguridad ciudadana, como ocurrió recientemente. Nótese que en la charada del mentado ultimátum no se menciona la responsabilidad de gobernadores y alcaldes en la lucha contra el hampa, y asimismo se oculta que las ciudades y los estados gobernados por el oposicionismo registran el más alto grado de inseguridad.

Probablemente, las redes del imperio que actúan en el territorio del país tengan listos grupos de “ultrarrevolucionarios” esperando la orden para aparecer emplanzando al Gobierno con la exigencia de soluciones instantáneas, mágicas y definitivas, para cada uno de los problemas estructurales del país. Pero ya el pueblo los conoce y sabe que sólo son marionetas parlantes del imperio.

lunes, 12 de junio de 2006

Con votos prestados

En tránsito ya de extinción la polémica entre García y Chávez, luego de la conciliadora postura asumida por el primero, están dadas las condiciones para examinar sin prejuicios la incidencia generada por los planteamientos de Chávez en el contexto de la campaña electoral peruana.

¿Le restó votos a Humala el contrapunteo Chávez-García?
¿Fue la estrategia de polemizar con el líder venezolano lo que le abrió paso hacia la presidencia al candidato aprista? Estas son interrogantes claves para analizar la referida coyuntura electoral peruana. Y más allá de las particulares visiones valen los resultados de la segunda vuelta.

Si las palabras de Chávez hubiesen restado votos a Humala, éste habría registrado un caudal electoral decreciente en la segunda vuelta, pero Ollanta aumentó su votación, como se observa en los siguientes datos:
Elecciones presidenciales de Perú: Ollanta Humala.

Primera vuelta: 3.758.000 votos (datos redondeados).

Segunda vuelta: 5.658.939 votos.

Se observa que el candidato nacionalista registra un aumento de cerca de 2 millones de votos al comparar la primera con la segunda vuelta. Es decir, Humala conquistó votos entre los electores de candidaturas de izquierda, votantes en blanco y abstencionistas de la primera vuelta.

Ergo, es falso que la posición de Chávez se haya traducido en una merma de la fuerza electoral de Ollanta. Dicho de otro modo, el chovinismo promovido intensamente por García no lesionó la candidatura de Humala.

La real explicación de por qué ganó García, sin descalificar los cuestionamientos al resultado, se encuentra en el pacto con la derecha y el fujimorismo que permitió el trasvase de votos de quienes sufragaron por Lourdes Flores y otras candidaturas en la primera vuelta hacia García en el balotaje, como se patentiza en los siguientes datos:
Elecciones presidenciales de Perú: Alan García.

Primera vuelta: 2.923.000 votos (datos redondeados). (*).

Segunda vuelta: 6.518.000 votos.

Este resultado coincide en gran medida con la suma de los votos de García, Flores, el fujimorismo y otros grupos de derecha en la primera vuelta, expresión del Tocohum (Todos contra Humala), como se observa continuación.

Flores + García + Fujimorismo + Grupos minoritarios de derecha= 2.923. 000 + 3.658. 000 = 6. 518. 000 votos (datos redondeados).

De modo que por más tentado que esté García va a contar hasta 100 para volver a difamar a Chávez. He aquí el dilema del presidente electo, que ganó con los votos prestados por la derecha y el fujimorismo: contrajo el compromiso de ser el antiChávez de la comarca para mantener su alianza con la oligarquía interna y el imperio, pero sabe que tal ruta de acción le achica el margen de maniobra de su gobernabilidad debido al poderoso movimiento social peruano que ve con agrado los cambios liderados por Chávez en Venezuela, y asumen a Humala como el conductor de un proceso democrático participativo y protagónico en su país. Esta circunstancia explica el tono contemporizador que ahora exhibe García hacia el líder bolivariano.

Acertada luce la postura venezolana manifestada por Alí Rodríguez en la OEA al expresar que la evolución de las relaciones entre los dos países depende de Alan García.

(*) Fuente: www.onpe.gob.pe

lunes, 5 de junio de 2006

Persecución mediática

Las neuronas de los propagandistas del oposicionismo se han activado para pensar qué, cuándo, dónde, cómo chotearle cada una de las actividades que haga Chávez, aunque sea a posteriori.

No fue un berrinche el intento de enlodar la imagen del país frente a los ministros de la OPEP con motivo de la cumbre realizada en Caracas. Se trata de un capítulo en un esfuerzo sostenido, bien financiado y mejor divulgado en su puesta en escena.

Se la jugaron llamando a un guarimbazo.

Que no encontraron mayor eco, es cierto; pero tercamente seguirán insistiendo porque las órdenes llegadas del Norte, precedidas de frescos dólares, son inapelables: se cumplen.

Otros capítulos de la historia que escribe el oposicionismo más recalcitrante se centran en aparecerse con cámaras de televisión, micrófonos en cada sitio donde ponga su planta Chávez para buscarle la quinta pata al gato y mostrarla en un aquelarre sin freno ni pausa. Por ejemplo, el Presidente coloca la piedra fundacional de la Urbanización Terrazas del Alba en San Agustín y da inicio a los trabajos de construcción de otras urbanizaciones y decreta el Plan Caracas Bella Caracas. El oposicionismo se deslengua gritando que el Gobierno malquiere la ciudad capital; niega por adelantado el Metro de Los Teques, jura que no habrá tren Caracas–Valles del Tuy, da por hecho que el Guaire no será rescatado... Está tan alineado el oposicionismo que ha llegado al extremo de echar a correr el rumor de que La Villa del Cine es un montaje. Quizás pronto se le ocurra afirmar que el segundo puente sobre el Orinoco es de utilería o que la extensión de la frontera agrícola es pura ficción o que los centros de diagnóstico integral son animación de computadoras.

En esa acción de persecución mediática las sinapsis de los opositores creen haber dado con un ¡eureka! para deslucir cada edición de Aló, Presidente. El plan es sencillo. Mientras transcurre el programa los laboratorios de propaganda oposicionistas experimentan para encontrar la fórmula de cómo descalificar cada afirmación que vaya haciendo Chávez.

Si el Presidente informa que la demanda de los productos distribuidos por la red Mercal es tan alta que los mismos se agotan rápidamente y es necesario aumentar la frecuencia de las entregas desde los centros de almacenamiento, la oposición aúlla en primera plana: “Desabastecimiento” y muestran anaqueles vacíos de donde minutos antes sacaron toda la mercancía en una típica operación de producción para televisión. De este modo, goebbelsiano por demás, buscan bajar la credibilidad presidencial porque tienen fe en que la mentira repetida queda. No miden el efecto de la verdad de Chávez en la conciencia colectiva que ya está blindada a prueba de mentiras porque ahora los medios no tumban ni ponen gobiernos.

Ayer Chávez dio inicio a la Misión Árbol en el Parque Nacional Guaraira Repano o Ávila. A esta hora el oposicionismo hace cálculos, filma zonas deforestadas para comparar las imágenes con las que tomarán en noviembre porque juran que no habrá siembra de ningún árbol. Tal vez en cinco meses muestren en pantalla las mismas imágenes de hoy para poder decir que no hubo reforestación.

Chávez ha demostrado que frente a la persecución mediática está curado de espanto.

Aprendió del 11 de abril de 2002. Igual lección tiene en la conciencia la sociedad democrática que comprende por lo menos a 90% del país. Por más imágenes que truquen, descontextualicen, la persecución mediática no logra colonizar neuronas populares.

lunes, 29 de mayo de 2006

¿Guarimbea que algo queda?

Una decisión del Tribunal Supremo de Justicia despejó las incertidumbres que se generaron sobre la legitimidad de las elecciones estudiantiles del año 2003 en la ULA. Tarek El Aissamir, dirigente estudiantil para ese momento, recurrió ante la Sala Electoral argumentando que una gran porción de los estudiantes estaba de vacaciones y se dificultaba su participación en los comicios.

Con ponencia del magistrado Luis Martínez, la Sala Electoral concedió razón al recurrente e instruyó realizar las elecciones en un mes después de la fecha originalmente pautada, así se llevaron a cabo en noviembre de aquel año. Nadie protestó por ello. Todos acataron la decisión del TSJ en sana paz.

Dos años y medio después de aquella sentencia, vuelve a escena la misma Sala Electoral y, en el mismo tránsito de la administración certera de la justicia, declara con lugar la solicitud de que las elecciones estudiantiles las organicen los estudiantes y no las autoridades de la ULA. De cajón que debe ser así. ¿Alguien admitiría que Fedecámaras organice las elecciones de los sindicatos, por ejemplo? Valga recordar que la Constitución determina la posibilidad de que el CNE organice elecciones gremiales, pero sólo si los agremiados lo solicitan expresamente, en ningún caso se prevé que otra instancia tenga cualidad para normar y conducir los procesos electorales gremiales, incluyendo, por supuesto, los gremios estudiantiles. Pero ahora la decisión de la Sala Electoral ha coincidido con el propósito ¿y la orden extranjera? de los cultores de la violencia de empujar el país por los precipicios de 2002 y 2003. El plan está develado: promover un cúmulo de microguarimbas con grande despliegue mediático, especialmente televisivo; acusar al Gobierno de ser causante de los hechos violentos y encadenar el guarimbeo hacia una conmoción que estremezca toda la geografía y el cuerpo social del país. Los nostálgicos del 11 de abril sueñan con paralizar todo con cierre de calles, avenidas, carreteras, autopistas; enfrentamientos violentos y, como corolario, muerte de ciudadanos que luego han de ser utilizados como banderas de escalada del guarimbeo. El objetivo:
embochinchar el ambiente preelectoral, poner de rodillas al CNE para que apruebe las exigencias oposicionistas, la mayoría de las cuales contradice disposiciones constitucionales y legales, e ir así con ventajas abismales a las elecciones.

Con ese guión el oposicionismo extremo, que lanza no sólo piedras y botellas sino también plomo con tuercas usando modernas armas de fuego, se ha planteado clonar la micro guarimba de Mérida en Caracas y otras ciudades a partir de hoy lunes. La UCV, la UPEL, entre otras casas de estudios universitarios, son los centros seleccionados para desatar la guarimba.

En las febriles neuronas de los doctos guarimberos se forjan las imágenes de policías, estudiantes y transeúntes malheridos, como el efectivo policial merideño que se debate entre la vida y la muerte como consecuencia de un disparo con tuerca que le perforó el pulmón. Sangre, lágrimas y luto para acorralar al Gobierno, es la consigna de los oficiantes de la guarimba. La abrumadora mayoría de la sociedad merideña rechazó el guarimbeo.

Así lo hará el pueblo caraqueño.

Y las medidas del Gobierno, serenas y firmes, sin morder el peine de usar armas de fuego, controlará a los guarimberos como los hizo en la ciudad andina; sólo que ahora se debe actuar antes que los guarimberos para evitarle angustia a los ciudadanos.

lunes, 22 de mayo de 2006

Crece el RE

Bien hablados y mejor vestidos, algunos representantes de la élite venezolana, nostálgica de los tiempos cuando mandaba a sus anchas, se alarman por el crecimiento del Registro Electoral en los dos últimos años. Con sus prodigiosas computadoras de última generación calculan el crecimiento de la tasa poblacional de las clases altas, lo cruzan con los índices de mortalidad y otras crípticas variables para concluir que un Registro Electoral de 16 millones de electores es una ficción malandrosa.

Claro que para tan encumbrados personajes no existen los sectores populares, no cuentan en el comportamiento y el ritmo del incremento de la población.

Ya escribió Carlos Dorado, especialista en casas de cambio, que el voto de un caballero de la hight debe contar por un bojote de sufragios de la plebe descamisada.

De aquí que en sus neuronas no quepa la titánica tarea de la Onidex y del Consejo Nacional Electoral que, en el contexto de la Misión Identidad, llevaron hasta el corazón de los barrios y de los caseríos, donde residen los otrora olvidados de la Tierra, los operativos de cedulación e inscripción en el Registro Electoral, incluyéndolos así en el cuerpo político del país.

Hace algunos años un cineasta con arraigo caraqueño produjo una joya del cine documental venezolano: La ciudad que nos ve. Retrató, describió y narró en su obra la vida de los que otros llamaron terrícolas: un mundo lejano a pocos metros de las grandes avenidas y autopistas de la gran urbe. La película es asertiva y certera: los habitantes de los cerros no existían para quienes se sabían centro de la vida urbana; eran seres invisibles también políticamente, no contaban en los escrutinios electorales.

Como se les consideraba innecesarios en el quehacer político se les impedía participar en los procesos comiciales: se les negaba la cédula de identidad o se les dificultaba hasta lo imposible inscribirse en el Registro Electoral. Eran tratados como los esclavos y los extranjeros en la antigua Grecia: se les negaba la ciudadanía.

Por esto cuando millones de venezolanos accedieron a los derechos políticos, gracias a la acción del Estado social, democrático de derecho y de justicia, la sorpresa, primero, y luego la estupefacción fue la reacción generalizada de la élite. Y para proteger su estabilidad psíquica optaron por negar la realidad: enardecidos lanzaron improperios sin pausa y sin tregua contra la Misión Identidad. Su conducta comenzó a revelarse como milimétricamente parecida a la de los blancos sudafricanos cuando la unión del liderazgo de Mandela con la insurgencia de las mayorías nacionales de ese país puso fin al sistema del apartheid.

Cualquier especialista en ciencias actuariales, que asocie su conducta profesional a los cánones de la ética, sabe con precisión que el crecimiento normal de la población venezolana determina el incremento del Registro Electoral 2006 hasta ubicarse por encima de los 16 millones de electores.

Negar esta serena e inconmovible realidad es sólo hacer de la mentira un credo por razones de supremacía social.

“Un proceso que incluye a los excluidos sin excluir a los ya incluidos”, así definió Roy Chaderton Matos la revolución bolivariana. Entre esos incluidos están los nuevos cedulados y los nuevos electores que votarán el 3 de diciembre de acuerdo con su libérrima conciencia. Y por supuesto que nadie ha sido ni será excluido de la democracia participativa y protagónica.

lunes, 15 de mayo de 2006

Bush Durao Barroso

“El populismo es una amenaza para nuestros valores. Si entendemos populismo como una simplificación abusiva de los problemas complejos, si entendemos populismo como la apelación a los sentimientos negativos y no a los valores democráticos y al Estado de Derecho, es una amenaza”.

Así lo espetó el presidente de la Comisión Ejecutiva de la Unión Europea, José Manuel Durao Barroso.

El ex gobernante portugués, ubicado en la corriente de derecha neoliberal del viejo continente, conceptualiza como simplificación abusiva el ejercicio de la soberanía por los países de América Latina y el Caribe que el colonialismo europeo y el imperialismo de EE.UU. obligaron a especializarse en el rol de monoproductores y exportadores de materia prima a precios viles. El saqueo del estaño y el gas bolivianos, del cobre chileno, del petróleo y el hierro venezolanos, cuyo registro no se borrará en la conciencia de esta parte de la humanidad, luce ser el Estado de Derecho que invoca el vocero de la Unión Europea.

Cualquier medida legal, aunque esté medularmente apegada al derecho internacional, destinada a cambiar este complejo problema para convertir los recursos estratégicos en fuente de progreso y bienestar material y espiritual para los desheredados de estas tierras, es percibida como una amenaza y recibe automáticamente el estigma inquisitorial de la palabreja tan aborrecida por los gerentes de las corporaciones transnacionales cuyos intereses nutren las neuronas de Durao Barroso:
populismo.

Que Evo Morales nacionalice los hidrocarburos en Bolivia para lograr una distribución democrática entre su pueblo de la renta derivada de la explotación de los mismos, comporta apelar a un “sentimiento negativo” contrario a “los valores de la Unión Europea”. Que en Venezuela se realice la soberanía petrolera con la conformación de las empresas mixtas, cuya constitución ha sido aceptada de buenas maneras por la casi totalidad de las compañías extranjeras que extraen oro negro en el país, agrede el “Estado de Derecho” de Durao Barroso. De modo que para contentar al ejecutivo de la UE habría que decretar la propiedad privada de las transnacionales sobre los recursos energéticos de América Latina y el Caribe; algo así como instituir el ideal del neoliberalismo: cero Estado nacional, todas las actividades económicas sujetas a las ganancias de las grandes compañías de las metrópolis; hambre y miseria para las masas poblacionales del subcontinente.

Las propuestas de la UE de Durao Barroso se parecen puñeteramente al ALCA de George Bush y a la prática comercial de los conquistadores europeos con los pueblos amerindios. Eran los tiempos del trueque de oro por espejitos, como ahora Bush y Durao Barroso pretenden llevarse a precios miserables el gas, el petróleo, el hierro, la bauxita, las fuentes vegetales de la farmacéutica, el control de la biodiversidad, entre otros recursos de estas tierras, a cambio de chatarra tecnológica facturada cual si fuese prodigios de los inventos de última generación.

Y más: Durao Barroso –como Bus– sueña con tener bases militares en estos países o enviar con frecuencia sus buenos muchachos con fusiles sofisticados a realizar modernas cruzadas, a fin de asegurarse de que, el día que el agua dulce escasee en sus industrias, centros comerciales y hogares, hecho probable cuando el futuro los alcance, circunstancia no tan lejana en el porvenir, los acuíferos del subcontinente sean como el oro en sus bancos:
riqueza segura.

lunes, 8 de mayo de 2006

El articulador

La reunión de los cuatro presidentes en Iguazú produjo hechos políticos de gran incidencia en el porvenir del subcontinente. No se trata sólo de la incorporación de Bolivia al proyecto del gasoducto del Sur; o del acuerdo de Bolivia, Argentina y Brasil de abordar las diferencias derivadas de la nacionalización de los hidrocarburos del altiplano con criterio de consenso buscando favorecer los legítimos intereses de los tres pueblos, con base en el respeto a la soberanía boliviana.

Además de estos indicadores ha de anotarse la singular circunstancia de que en los resultados de la cumbre presidencial se manifiesta una asimilación de la pertinencia de las propuestas del jefe del Estado de Venezuela. El ingreso de Bolivia al gasoducto constituye un reconocimiento a la perseverancia con que Chávez impulsó esta posibilidad para darle coherencia al escudo energético suramericano como un instrumento de fortalecimiento y profundización del proceso integracionista.

La concordancia sobre el abordaje consensuado de los efectos colaterales de la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos forjada en el debate de la reunión entre Lula Da Silva, Néstor Kirchner y Evo Morales es un logro del papel de buen oficiante de Hugo Chávez.

Negarlo es mezquindad. Mas si se asume en el contexto del acuerdo la tenaz resistencia de factores internos en Argentina y Brasil, como, por ejemplo en el caso brasileño, la adversa y dura posición de la junta directiva de Petrobrás, la petrolera de capital mixto, bandera del Estado carioca.

Vale ser objetivo. Los cuatro presidentes cuidaron la imagen de equipo, el dinámico equilibrio de manejarse ante la prensa sin que ninguno fuera anulado, evitando el posicionamiento de un primus inter pares. Empero, desde el mismo momento del anuncio simultáneo de la reunión en La Paz, Brasilia, Buenos Aires y Caracas se olfateaba que Chávez era el esgrimista de la diplomacia del acuerdo por encima de los intereses aparentemente contradictorios entre los tres países cuyas economías dependen en gran medida del gas (Bolivia que lo produce, Argentina y Brasil que lo consumen).

El venezolano cimentó una imagen irrevocable de estadista.

Se condujo con un sentido preciso de las proporciones en una dialéctica en la que un gesto inadecuado, una palabra descontextualizada hubiera podido echar por tierra la hazaña de amarrar el referido entendimiento, cuya proyección da nuevas energías también al Mercosur. Claro que escribir esto es abonarse en la jerga del oposicionismo el estigma de oficiante de la adulancia; valga el costo, pero la verdad bien merece cargar unos cuantos insultos, práctica tan propia de la cultura y el quehacer políticos de estas tierras.

En Iguazú se patentizó que los procesos de integración son integrales o se quedan en el remedo, en la frustrante caricatura. En una primera aproximación el fondo del asunto era de carácter económico comercial: cambio de la relación de compra y venta del ahora nacionalizado gas boliviano. Asumir que este aspecto agotaba ya el asunto a debatir hubiera arrojado un alejamiento entre los tres países involucrados directamente en el intercambio. Se impuso la racionalidad de la práctica política, maestra de la vida social. Privó el ser latinoamericano, la opción de desarrollo con sentido social y modos democráticos desde el Sur para el Sur. Y así se quedaron con las ganas los que quieren dividirnos para acabar con la integración. Fallaron Bush y sus bushitos.

lunes, 1 de mayo de 2006

¿Tendrá líder la oposición?

El 3 de diciembre los ciudadanos determinarán con sus votos dos hechos inherentes a su soberanía:
reelegirán a un presidente y a su interlocutor en la oposición.

Cierto que esto último será así si los candidatos oposicionistas dan la pelea en la campaña y le muestran el dedo medio a Bush y sus capataces en estos lares cuando les ordenen retirarse de la contienda, hecho que, por los vientos que soplan, ocurrirá en noviembre en medio de feroces ataques contra el CNE.

Discutir la posibilidad de la reelección de Chávez es sólo un oficio de ocio creativo, un solazamiento en el análisis para deslumbrar electores, televidentes, radioescuchas, oyentes. Podría servir, a lo sumo, de muestra de fecundidad investigativa e intelectual consagrada en texto de consulta para enriquecer currículos, fama académica; pulir prestancias en el debate publico, pero no será jamás una concatenación de teoría y práctica. Chávez va a ganar tan seguro como que el 4 de diciembre el sol iluminará el planeta. La oposición que conserva las neuronas serenas y no permite que se las nuble el corazón ardiente lo sabe bien; ergo, está consciente de que su lucha es por elegir un líder, un conductor, un Moisés para que la guíe en el tránsito lento y penoso por el desierto tras haber perdido la ruta del paraíso del poder.

Vale discutir si el Presidente aumentará su caudal electoral hasta la meta de 10 millones de votos, es decir, si logrará ubicarse holgadamente por encima de quien ocupe el segundo lugar, aunque sea la abstención. Este debate no es ocioso, tiene efectos prácticos en la dinámica política para 2007, cuando por fin la oposición podría contar con un batallador al frente. De modo que es útil hacer cuantificaciones estadísticas, proyecciones, análisis comparados de encuestas para ver si los 10 millones de votos son algo factible, alcanzable. Así también luce de utilidad cierta debatir cuál ha de ser el modo de instrumentación de la campaña electoral, detenerse, por ejemplo, en cómo posicionará su imagen Hugo Chávez: ¿Se focalizará en el carismático líder popular o se proyectará además como el estadista del ALBA, la redefinición del Mercosur, el forjador del titánico esfuerzo integracionista? De idéntica manera vale llevar al foro de la dialéctica el contenido del programa de gobierno revolucionario para el sexenio 20072013, así como la primera evaluación que haga el pueblo de la gestión del barinés bajo la Constitución bolivariana.

En distintos momentos, el Presidente ha confesado que el país requiere un jefe de la oposición; un interlocutor con la membresía de la disidencia política ante el jefe del Estado.

Es un reclamo para el pueblo opositor. Sólo la soberanía de esa parte de la sociedad podrá ungir un dirigente elevándolo a la soñada por muchos condición de voz de la otredad política ante Chávez.

Liderar la oposición a Chávez ranquea en grande; da estatus, proyección perdurable hacia el futuro. Julio Borges, Teodoro Petkoff, Manuel Rosales, Roberto Smith, Willian Ojeda, de sostener su campaña y contarse el 3 de diciembre, optan por ser el centro de esa trascendente decisión popular: articular a la oposición ante Chávez con la perspectiva, lejana pero viable, de perseverar en la aspiración presidencial en el año 2012.

El 3 de diciembre en la noche, a pesar de la pesadumbre y la aflicción, el pueblo opositor podrá decir, si sus candidatos le son leales y reconocen y respetan la voluntad de la sociedad manifestada con los votos, líder habemus.

lunes, 17 de abril de 2006

De Shapiro a Brownfield

Al despuntar del día sábado 13 de abril de 2002, Charles Shapiro, embajador de Bush, entró a Miraflores con un propósito resuelto: afinar la articulación de la dictadura de Carmona con los lineamientos estratégicos de Estados Unidos en el área que los líderes de ese país han considerado su patio trasero. Exultante y efusivo saludó al hoy recordado como Pedro el brevísimo.

Con sus modos de procónsul frente al vasallo asustado, le dio las instrucciones precisas que el Departamento de Estado le había enviado para la marioneta devenido en dictadorzuelo instantáneo.

La designación de una nueva junta directiva de Pdvsa fue el tema central. Le ordenó estructurar un equipo directivo de la petrolera resteado con el objetivo de avanzar en su privatización dando amplias ventajas a las transnacionales de EE UU.

Aunque la escena es imaginaria, la visita se produjo; el registro de la misma es un hecho comunicacional de la historia del golpe contra la democracia, instrumentado por las élites políticas, militares, clericales, sindicales, empresariales y de la mal mentada sociedad civil, bajo la tutela yanqui. Y resulta verosímil el desarrollo de la entrevista entre Shapiro y Carmona aquí visualizado por uno de los antecedentes directos del golpe: el envión insurreccional contra el gobierno constitucional fue decidido a raíz de la aprobación de la Ley Habilitante, que incluía la reforma de la Ley de Hidrocarburos cuyo texto reivindica la soberanía petrolera de Venezuela, tal como se ha evidenciado con la migración de los convenios operativos a empresas mixtas, en las cuales Pdvsa tiene mínimo 51% de las acciones. Bush armó el aquelarre enardecido porque ya no sería el zar del petróleo en América Latina.

La inagotable fiebre del oro negro llevó a Shapiro a Miraflores aquella mañana, del mismo modo que fue la razón principal de que los jefes del imperio decretaran el derrocamiento de Medina Angarita y Rómulo Gallegos, entre otros crímenes de lesa humanidad que el conglomerado de corporaciones transnacionales dueñas del poder en EE UU ha cometido contra los pueblos de América Latina, el Caribe y el resto del planeta.

Idéntica a la manera que practicó Shapiro para articular los distintos grupos ejecutores del golpe de abril de 2002, es la que ha asumido sistemáticamente William Brownfield. Más que un embajador parece un candidato presidencial. Giras por distintas regiones del país, animadas por actos cuasiproselitistas con entrega de obsequios al público, discursos y baños de muchedumbre.

Frecuentes declaraciones de prensa frente a las cámaras de televisión y no mediante boletines escritos como estilan los demás embajadores cuando se comunican con la prensa.

Participación en programas de televisión. Todas estas febriles actividades de Brownfield lo convierten en un activo y audaz actor de la política interna venezolana, tanto que registra una exposición mediática mayor a la de Julio Borges, Teodoro Petkoff y Manuel Rosales juntos, los tres más destacados precandidatos presidenciales de la oposición.

Conocedor de que Brownfield no puede ser candidato presidencial por su condición de extranjero, el pueblo se pregunta:
¿Qué será lo que quiere el gringo? Y, con la misma certera sabiduría que demostró el 13 de abril de 2002, cuando derrocó a Carmona sin disparar un tiro, se responde: “Quitarnos nuestras conquistas revolucionarias”. Y agrega: “Hay que picarle adelante, pa’ gringo intervencionista, revolución a fondo”.