lunes, 27 de noviembre de 2006

A votar

"La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien lo ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución, e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.

Los órganos del Poder Público emanan del pueblo y a ellos están sometidos". Así reza el artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la misma que en otro de sus artículos, el 63, establece que el voto es un derecho. Éste es el poder soberano que se expresará el domingo en una decisión que ha de fecundar una nueva era en la democracia venezolana: la profundización del poder de todo el pueblo en la conducción de la vida del país.

La voluntad de la mayoría nacional es conocida, revelada tanto en los estudios demoscópicos como en las calles. Ayer lo vimos en Caracas: las avenidas Bolívar, Fuerzas Armadas, Lecuna, Urdaneta, Universidad, México desbordadas de entusiasmo popular. Por más distorsionante que sea la visión del globo mediático, la mayoría no come coba. La fiesta democrática del domingo ya tiene protagonistas: el pueblo y Chávez.

Algunos oposicionistas, presas de sus neuronas intoxicadas con tanta mentira mediática, se empecinan en creer que la soberanía del pueblo otra vez puede ser aplastada con teletrucos como ocurrió el 11 de abril de 2002. En esa ficción, asesorados por la supremacía de la comunidad de inteligencia estadounidense, los extremistas teledependientes han decidido desconocer el resultado electoral del domingo echando a correr el rumor a la una de la tarde de ese día de que una encuesta a boca de urna determinaría un supuesto triunfo oposicionista.

El plan comporta lanzar el rumor vía Internet desde la tierra de Bush, luego soltarlo en emisoras de radio del interior del país, en una cadena de facto, rebotarlo en Caracas replicándolo en una televisora.

No hay sorpresa. No habrá otro 11 de abril, ni un ucraniazo, ni nada que se le parezca. Ya se sabe cómo neutralizar la maniobra de la divulgación de resultados falsos. No hay ni habrá pueblo confundido el domingo. No hay ni habrá confusión en el Poder Electoral ni en el Plan República.

El domingo será un día tranquilazo como son y seguirán siendo todos los días desde que Venezuela derrotó a los secuestradores de navidad que, con su paro petrolero, le robaron la fiesta decembrina en el 2002.

Votar será una papaya: rápido y sencillo.

Una piscina sin agua le espera a quien se lance a desconocer la voluntad del soberano expresada con el voto directo, universal y secreto. Bush anda de derrota en derrota: lo cuerearon en Brasil, en Nicaragua y en su propio país quitándole la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Aunque quiera desconocer el resultado electoral, su margen de maniobra está tan limitado que no le queda otra opción: aguantar la acidez, tragarse el arrecherón y resignarse a continuar calándose a Chávez en Miraflores porque así lo decidirá la mayoría --abrumadora, por demás-del pueblo en ejercicio de su soberanía.

En fin de cuentas Chávez le ganó la apuesta a Bush sobre quién permanecería más tiempo en el liderazgo gubernamental en Caracas, el primero, y en Washington, el segundo. Bush ya empezó a irse --echado por el pueblo de su país--, Chávez, en cambio, se queda por mandato popular con la misión de profundizar y acelerar la construcción del proyecto de país contenido en la Constitución, y que ahora se le llama democracia protagónica, revolucionaria, bolivariana y socialista.

lunes, 20 de noviembre de 2006

El envión de arrastre

Sin ser futurólogo, quien con cinco dedos de frente se detenga a imaginarse el 3D llega a la muy objetiva conclusión de que la fotografía de ese día ya tiene forma y fondo: será tal cual dicen las encuestas cuyos datos han sido procesados respetando la opinión real de los entrevistados, es decir, evitando con la ética sólida de un auténtico profesional de la estadística ceder a cualquier tentación de las razones del corazoncito político que la razón no entiende, y desechando así respuestas inducidas por la pregunta o interpretaciones torcidas de los datos generados por la aplicación del instrumento demoscópico.

Es un hecho cuyos misterios salieron a la luz ya en los tempranos estudios de Paúl Lazarsfeld y su equipo en Estados Unidos: el día de las elecciones no hay sorpresas mayores, la gente vota como dijo que votaría. Y la porción, siempre pequeña, que durante la campaña mantuvo en duda su decisión tiende a sufragar por el candidato ganador.

Band wagon effect denomina a este fenómeno la ciencia del comportamiento electoral. De aquí que el abanderado favorecido por la mayoría por lo general aumente su votación si se compara ésta con la intención de voto revelada en las encuestas.

Esto es así en todo país donde se hacen elecciones. Los resultados y conclusiones de los estudios recogidos en The People Choice y The American Voter, entre muchos otros realizados en Estados Unidos, han sido validados en Europa, Asia, Africa, América Latina, incluyendo Venezuela. Si el lector lo duda acérquese a los análisis publicados por el politólogo Arístides Torres, lamentablemente fallecido tan temprano cuando aún tenía un mundo que dar a la ciencia política.

Aquí no hay coba. Al promediar las encuestas se encuentra que Hugo Chávez se ubica en una banda de 55% a 60%, mientras que Rosales lucha todavía por acercarse al techo de la oposición: los casi 4 millones de votos logrados por el Sí en el referéndum de 2004. Los demás candidatos y candidatas se ubican en porcentajes sensiblemente inferiores a 1%. De modo que la fotografía del 3D no sólo revelará el voto mayoritario que registra Chávez, sino además el crecimiento del mismo en un envión final producto del efecto arrastre del ganador. Así el actual presidente puede lograr su reelección con un porcentaje superior a los dos tercios del voto válido al capitalizar la mayor parte de 18% de los indecisos, sumándolo a su fuerza actual cercana a 60%.

En cambio, Rosales parece encaminarse a un resultado inferior al obtenido por la oposición en 2004. Su capacidad para capturar votos indecisos es casi nula, a lo que se suma que parte del electorado opositor refugiado en el abstencionismo después del fracaso del referéndum permanece inmovilizado, incrédulo ante un candidato de desempeño discreto en la puesta en escena de su campaña electoral. Por más que su comando manipule encuestas, eche el resto acarreando electores de todo el país para montar mítines en medio de un impresionante despliegue mediático; las torpezas verbales del candidato, los desaciertos de sus voceros como los ataques al gobierno demandando la devaluación del bolívar, las contradicciones en sus propuestas programáticas como, por ejemplo, los señalamientos de que las misiones son un mala política social pero que las conservarían, le anulan el vuelo a su credibilidad y los atenazan en un porcentaje electoral que conduce directo a la derrota.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Candidatos invisibilizados

Luis Reyes, candidato presidencial postulado por la organización Joven, introdujo ante el TSJ un recurso de amparo para que se le ordene a las televisoras, emisoras de radio, periódicos, revistas y páginas de Internet editados en el país, que le den cobertura a sus actividades de campaña. Sólo las televisoras, emisoras de radio, páginas internáuticas y la Agencia Bolivariana de Noticias, han divulgado las propuestas del mencionado candidato, le han concedido entrevistas, al igual que han hecho con el resto de los 18 candidatos y candidatas que se mantienen en la liza electoral.

Las televisoras, emisoras de radio, periódicos, páginas de Internet pertenecientes a grupos económicos han silenciado a la mayoría de los aspirantes presidenciales, como lo hicieron con todo el pueblo el 12 de abril de 2002. Son candidatos y candidatas invisibilizados por ese sector de la prensa.

Venezuela Da Silva, candidata de Nuevo Orden Social, le ha tomado la palabra al abanderado Rosales para dirimir el segundo lugar de la contienda –porque el ganador ya está definido en la persona de Chávez– en el debate que tanto mienta el candidato formado en las filas de Acción Democrática. Ninguna divulgación le han dado a esta propuesta los medios que apoyan militantemente a Rosales. A Da Silva se le niega la palabra.

Para estos medios, Rausseo es noticia sólo si sufre una crisis hipertensiva y es hospitalizado.

Sus proposiciones son objeto de mofa, irrespetando así los derechos que le consagra la Constitución bolivariana.

La cobertura que dan los autodenominados medios de comunicación social a las actividades de los candidatos presidenciales es un asunto de interés para todos los ciudadanos. El abordaje que los aparatos de divulgación de noticias han dado a los abanderados de la actual campaña revela sesgos, parcializaciones reñidas con la ética periodística y contrarias a las disposiciones contenidas en la Constitución.

El comportamiento extremo en esta carrera de sesgos es el de las televisoras que usurpan las funciones del comando de campaña de Rosales dictando líneas de cómo realizar cada actividad.

Incluso han llegado a la circunstancia insólita de publicar avisos en periódicos para reforzar el posicionamiento de los temas que aborda el mencionado candidato; sólo les falta el lema vota por mi candidato en los referidos avisos.

Estos mismos canales atacan con saña y sin tregua al Gobierno, en una abierta campaña negativa dirigida a restarle votos al comandante Chávez y abonárselos a su abanderado. Esta conducta se sustenta en le creencia, cuya falsedad ha sido demostrado por los hechos, de que los medios moldean el voto de los electores. Nada han aprendido de las derrotas sufridas desde 1998. La verdad es que el pueblo no come coba. La prensa ni pone ni quita gobiernos a los pueblos que protagonizan conscientemente su historia, ni con votos ni por la fuerza.

sábado, 11 de noviembre de 2006

La doctrina Míster Diablo

En los foros académicos se abre cada vez mayor espacio el consenso de que la elite estadouni dense, acordada en su ideología de supremacía sobre los pueblos del mundo a partir de su visión integrista cuasi religiosa, ha actualizado la amarillenta Doctrina Monroe cambiando la máxima "América para los americanos (del Norte)" por el lema "El planeta para los americanos (del Norte)", filosofía manifestada en las acciones del gobierno de George Bush, por lo que la remozada doctrina ha sido rebautizada con el nombre de "la Doctrina Míster Diablo". Valga enfatizar que tanto en la versión Monroe como en la Míster Diablo, la doctrina usurpa doblemente el gentilicio americano porque en ningún caso se trata de todos los americanos, sino exclusivamente de los integrantes del selecto club de los grandes industriales y hacendados esclavistas legitimados en el proceso de separación de la metrópolis británica, devenidos ahora en los líderes de grandes corporaciones de carácter transnacional con asiento en el territorio de Estados Unidos y representados por su speaker de ocasión George Bush. Valga decir, el pueblo estadounidense es tan víctima del imperio como el vietnamita, el cubano, el nicaragüense, el venezolano ...

Del mismo modo que Simón Bolívar tuvo que enfrentar las maniobras de la naciente potencia liderada por feroces industriales y hacendados esclavistas en el siglo XIX, lo que plasmó en su muy conocida alerta sobre la ulterior condición de Estados Unidos de opresor de nuestros pueblos en nombre de la libertad, iniciado el siglo XXI ha correspondido a los venezolanos plantarse ante las pretensiones de los neocolonizadores que, armados con la Doctrina Míster Diablo, urden jugarretas, manipulan, presionan, chantajean, intervienen en los países con el fin de apropiarse de recursos naturales estratégicos como el petróleo, el gas, la bauxita, el hierro, el agua dulce, la biodiversidad, la madera, las fuentes de generación hidroeléctrica ... Y todo ello bajo una refinada puesta en escena ambientada en una atmósfera, creada con técnicas propagandísticas fundadas en la mentira divulgada sin tregua, en la que, como si de fuegos artificiales se tratase, la luminiscencia de una democracia modélica obnubila incautos, ocultando hábilmente que millones de seres humanos, incluso en Estados Unidos, son excluidos de los ámbitos del Estado, es decir, de la vida pública y condenados a sobrevivir en la precariedad.

De aquí que sea certera la premisa de que en el seno del pueblo estadounidense hay densos sectores que simpatizan con el proceso emancipatorio que lleva adelante en Venezuela: emancipación de las garras del imperio con sus implicaciones de opresión, explotación, sojuzgamiento y dependencia. La verdad sea dicha, si el pueblo estadounidense votara en la elección de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas seguramente sufragaría por Venezuela.

La Doctrina Míster Diablo no correrá con la vitalidad de su antiquísima inspiradora, la Monroe, porque la circunstancia histórica de hoy va siendo cada día más favorable a los pueblos del mundo. No obstante el mortífero poder militar y el ritmo de avance científico tecnológico imperial, aplicado básicamente al complejo militar industrial, el intervencionismo, la prácticas de invasión y el chantaje financiero chocan con la fuerza integradora de los países en vías de desarrollo en todo el orbe, decididos ser libres plenamente.