lunes, 30 de enero de 2006

Misión cazacorruptos (III)

Entre las grandes empresas del crimen organizado a escala internacional, la corrupción, con sus complejas modalidades de lavado de dinero, es responsable del desvío de un billón de dólares cada año.

Así se lee en las conclusiones de un enjundioso estudio del Banco Mundial que mete la lupa no sólo en los países en vías de desarrollo sino también en los del Primer Mundo; en todos, las andanzas de los corruptos es un pus distintivo.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) también ha sido tocada por el ántrax de la corrupción; recuérdese el caso de programa de petróleo por alimentos en el bloqueado Irak de Saddam Husseim.

Ante el flagelo, la ONU ha reaccionado impulsando diversas modalidades de lucha contra los infaltables corruptos. En esa línea le ha propuesto a la contralora general de la Unión de Brasil, a través de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, articular un inédito convenio con el objetivo de constituir un órgano de excelencia en la lucha contra la corrupción en toda Suramérica.

Waldir Pires, ministro de la entidad brasileña, al comentar con beneplácito la propuesta, dijo: “El lavado de dinero tiene en la corrupción su fuente más importante, más que las drogas, que el tráfico de armas, más que el de seres humanos”.

La labor de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito se centra en la lucha contra el comercio de estupefacientes y el crimen en el ámbito internacional, en tres vertientes: investigación, cabildeo con los gobiernos para que adopten leyes contra el crimen y las drogas, así como los tratados y la asistencia a dichos gobiernos.

Con su sede central en Viena, Austria, y representantes en 21 países –el más cercano a Venezuela opera en Bolivia– esta oficina ha centrado su acción en el combate de las drogas; ahora afronta el desafío de la corrupción como parte de su despliegue contra el crimen organizado, para lo cual cuenta con aportes voluntarios de los gobiernos, monto que representa 90% de sus fondos. Venezuela, que, distinto a Estados Unidos, no regatea sus aportes para las Naciones Unidas, posee la suficiente entidad moral para compartir con ese organismo y Brasil el liderazgo de esta misión cazacorruptos en toda Suramérica, y, con base en los resultados que se obtengan, extenderla al resto del continente, especialmente a los predios de Bush, refugio predilecto de los capitales amasados por los corruptos del mundo.

lunes, 23 de enero de 2006

¿El sucesor?

Gobernador de Florida y experto en las malas artes del “acta mata voto”, experticia que demostró en la primera elección presidencial de su hermano, cuando despojó a Al Gore, el candidato del Partido Demócrata, del derecho –concedido por los electores– de ser inquilino de la Casa Blanca, Jeb Bush tiene un sueño: suceder a su hermano en la presidencia de Estados Unidos. Y como ya es gallo jugado en la política interna, copia al calco la trayectoria de George, quien saltó de una gobernación, la de Texas, a la Oficina Oval, y ha decidido iniciar la etapa de su proyección internacional para maquillarse de estadista. Dicho y hecho: se fue a Lima, Perú, y la emprendió contra el dolor de cabeza de su hermano George: el presidente de Venezuela.

¿Esquizofrenia de familia u obsesión enfermiza del poder que se ve desafiado por los oprimidos?
Lo último es más probable.

A lo que se agrega la imperiosa necesidad de Jeb de ser percibido como presidenciable por el electorado estadounidense, porque no basta ser ungido por papá y hermano mayor.

“Chávez no solo influirá en las elecciones peruanas sino también en procesos similares que se realizarán”, aseveró Jeb.

¿Incluirá las elecciones parlamentarias estadounidenses de noviembre, en las que el Partido Republicano, del cual es militante, podría perder la mayoría con lo que su hermano quedaría en una situación precaria? Tal vez. Lo evidente es que a este otro Bush también lo atormenta el presidente Chávez. Su visita a Perú, bajo instrucciones de su big brother, estuvo centrada en tratar de ponerle la escalera a Lourdes Flores, la candidata de derecha, “enmabitada” por Toledo, el mandatario más impopular del planeta, con solo mostrarle apoyo. Quizás el respaldo de Jeb signifique para Flores unos cuantos miles de dólares, pero asalta la interrogante:
¿le arrimará votos?
Bush exteriorizó además su desagrado con Ollanta Humala, el candidato nacionalista que despunta como ganador de la primera vuelta. “Él parecer (sic) un Chávez”, confesó Jeb, compungido por la probabilidad de que Perú se sume a la ola emancipatoria del continente, asestándole otra derrota a los Bush, adicional a la de Bolivia y a la que le espera en diciembre en Venezuela, con 10 millones de votos.

El conglomerado de transnacionales con asiento en Estados Unidos que usan a George Bush como relacionista público y speaker, anda alebrestado con el muchacho tejano por su incapacidad para resguardar el patio trasero del imperio: las reservas de petróleo, gas, bauxita, hierro, agua dulce, biodiversidad, las ventajas geoestratégicas y, lo que no es menos importante, el mercado cautivo para las mercancías con las que Washington construye su hegemonía cotidianamente, desde las americanadas hollywoodenses, los juguetes electrónicos hasta las suculentas hamburguesas Mc Donald y los equipos militares.

Con el mismo tono de patriarca bíblico de su padre y su hermano, Jeb afirmó: “Los pueblos tienen la capacidad de tomar sus propias decisiones”. Irónico el Jeb; lo dijo en Lima, después de deslenguarse en asuntos internos peruanos como si fuese jefe de campaña de Lourdes Flores.

Tal vez crea Jeb que así como en los tiempos de Moisés la capacidad de los pueblos para tomar sus decisiones estaba sujeta a la voluntad de Dios, hoy deba seguir sometida a la regalada gana de los Bush, la –por él soñada– nueva dinastía imperial, en cuya línea de sucesión brilla su nombre.

lunes, 16 de enero de 2006

Misión cazacorruptos (II)

El primer indicador –visto ya en la década de los setenta– del proceso de entropía del sistema de conciliación de elites, propio de la IV República, fue la aceptación resignada del imperio de los corruptos. Muchos de los dirigentes no contaminados por el virus de la corrupción asumieron como una fatalidad la propagación de la misma y optaron por dejar pasar, dejar hacer.

Así se instauró la crisis moral, que después devino en económica con el Viernes Negro (18 de febrero de 1983), luego se transformó en social con El Caracazo (1989) y, más tarde, se convirtió en política con el 4 de febrero.

Ser corrupto pasó a ser, para muchos, socialmente aceptable y deseable. La corrupción se difundió como una serie de actitudes con sus correlativas conductas, es decir, en un valor de diversos segmentos de la sociedad, especialmente los que participaban en el ejercicio del poder en sus distintas manifestaciones.

La sociología ha construido el consenso sobre la extinción de determinados valores, o la minimización de sus manifestaciones conductuales, mediante procesos de orientación masiva. Es decir, la superación de los valores del Pacto de Punto Fijo implica un proceso de reaprendizaje social en cuyo desarrollo es clave el protagonismo de las masas populares, debidamente orientadas por el ejemplo cotidiano de sus dirigentes en la promoción de la honestidad, entre otros valores bolivarianos. Bien decía Ernesto Guevara de la Cerna, “el revolucionario enseña con el ejemplo”. Y ya se sabe que el Che es paradigma en varios aspectos de la vida, en particular en lo atinente a la honestidad a toda prueba; el mismo valor que Simón Bolívar categorizó como la mejor política. De aquí se comprende que el despliegue de las mayorías nacionales en la Misión Cazacorruptos demanda no sólo leyes inexorables, sino además vigilancia revolucionaria (contraloría social) y acción resuelta de los dirigentes para perseguir y castigar en forma implacable a los corruptos.

Distinto a la suerte del puntofijismo, en la V República no habrá entropía gracias a que los dirigentes y el pueblo no dejan hacer ni pasar a los corruptos. El corrupto es visto ahora como lo que es: un delincuente, un enemigo de la sociedad. Pronto habrá más leyes inexorables contra los corruptos, cuyos delitos son imprescriptibles por mandato constitucional. Y ya se va viendo la acción enérgica en su contra por parte de los dirigentes revolucionarios. Tal como lo ha demandado el presidente Chávez, el procesamiento judicial de corruptos se acelera, con la plena observancia de los derechos humanos: derecho a la defensa, al debido proceso, a la integridad de los imputados... Así se observa en el caso de las decididas acciones de Tarek William Saab, gobernador del estado Anzoátegui, quien, pruebas en mano, ha requerido sean procesados por las instancias judiciales varios ex funcionarios de su gobierno incursos en extorsión, apropiación indebida y otros delitos conexos, cometidos contra el Estado y la sociedad anzoatiguense.

“Seguid el ejemplo que da Anzoátegui”, podría afirmarse más allá de cualquier gesto de adulación. Acciones como la del poeta gobernador blindan moralmente el proceso de cambio democrático, lo afincan en sus profundas raíces populares.

Y vale más la resolución de Tarek, porque frente a amenazas y un atentado contra Luis Figueras, funcionario de la gobernación, auténtico cazacorruptos, Tarek sigue echando “pa’ lante” contra los corruptos.

lunes, 9 de enero de 2006

Las trampas de la intriga

Como una forma de instrumentar la mentira con fines políticos, la intriga es predominante en los métodos de ataque contra los procesos sociales de cambio estructural.

Cual caimán en boca e´caño, los hábiles agentes del imperio, torvos y pérfidos sin tregua, no sólo fomentan la intriga entre quienes dirigen dichos procesos, sino que además la retroalimentan, la expanden, la refinan para optimizar su resultado. Siempre en acción hacen de cualquier circunstancia una oportunidad.

Por ejemplo, se han recalentado las neuronas diseñando modos de provocar –intrigas de por medio– un enguerrillamiento estéril en el seno de la nueva Asamblea Nacional. Utilizan cualquier medio: la radio, la televisión, la prensa escrita, Internet y, muy especialmente, la comunicación interpersonal, medio por excelencia para echar a andar –vía el rumor– maniobras de intriga. Su objetivo:
dividir la AN usando las artimañas de la mentira.

Decretan que no existe pluralidad parlamentaria por haber perdido sus voceros.

Pretenden así borrar del mapa la diversidad de grupos de opinión del Parlamento. La verdad es que en el mencionado foro hay más de 15 expresiones sociales y políticas: Clase Media en Positivo, Fuerza Bolivariana de Trabajadores, Lago, Por Maracaibo, Abrebrecha, UPV, Puama, Mupi, Conive, Migente, Migato, Nueva Esperanza, MVR, Podemos, PPT, PCV. A la vez que ocultan esta realidad, proyectan cualquier matiz de criterio como la fumarola de un cataclismo inminente que hará reinar la implosión en el seno de la AN.

Ya en su propia instalación, la AN demostró que el debate es abierto, sin censura. ¿Será fecundo? La política se mide por los resultados. Corresponde a la sociedad toda, en ejercicio de la soberanía que le reconoce el artículo 5 de la Constitución, determinar cuán útil le es su Parlamento, no solo en la aprobación de leyes, que deben ser oportunas y de calidad, sino también en cuanto a controlar el resto de los órganos del Poder Público y promover la participación de la sociedad en los asuntos del Estado.

La intriga tendrá terreno abonado en el quehacer parlamentario si el debate transparente, propositivo, constructor de soluciones deviene en una ausencia, suplantado por la diatriba en torno a lo intrascendente.

¿Qué interés puede comportar para la sociedad pleitos entre factores políticos por espacios de poder o por ojerizas interpersonales? Precisamente, si el debate sobre la vida real del pueblo es minimizado, predominará el enguerrillamiento y, por extensión, el divisionismo militante. La vida real del pueblo versa sobre el empleo, la seguridad personal y social, la guerra contra los corruptos, el acceso a la vivienda, la expansión de las misiones, el mejoramiento de la vialidad, la distribución popular de la renta petrolera, la profundización de los procesos integracionistas en el continente...

Una ley de oro de la política consiste en aceptar que la vida nos da el derecho de seleccionar a los amigos, pero nos impone los compañeros de lucha. De modo que la tolerancia ha de ser norma vital en el relacionarse cotidiano de los distintos grupos de opinión del Parlamento. Así también ha de tenerse presente que la política se hace con las neuronas, no con las hormonas. Es decir, cuando se participa en la toma de una decisión de Estado, como lo hará cada día la AN, se deben dejar de lado los odios y los afectos personales porque sólo el pueblo importa.