lunes, 26 de junio de 2006

Baduel

La vasta operación psicológica que comportó los preparativos del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, incluyó el uso de hábiles y sutiles técnicas de manipulación de la información, es decir, desinformación, masiva y personal, para crear una aparente realidad en la que patriotas revolucionarios eran presentados como conjurados en la conspiración contra la democracia. Tanto en el ámbito militar como en el civil, infamia de por medio, se levantaron sospechas que en cierto grado dividieron a fuerzas gubernamentales, presas del recelo inducido. Una de las víctimas de estas prácticas fue el general Raúl Isaías Baduel, para el momento comandante de los paracaidistas asentados en Maracay. En el alto gobierno, militares comprometidos con la conspiración echaron a rodar el rumor de que el general andaba preparando una insurgencia.

“Baduel es el jefe de un movimiento insurreccional”, propagaban sin tregua. Ministros, diputados, gobernadores y otros dirigentes pisaron el peine; situación esta que facilitó la maniobra de concreción de condiciones necesarias y suficientes para El Carmonazo.

Luego de su acción, en cierto modo decisiva, en el diseño y ejecución de la operación cívico militar que dio al traste con la sangrienta dictadura de Carmona, se desató contra Baduel una feroz campaña de asesinato moral y político en el contexto de la organización y posterior desarrollo del plan golpista del paro económico petrolero.

Ya no era creíble decir que Baduel lideraba el intento de golpe. Comenzaron a acusarlo de andar construyendo su propio liderazgo con pretensiones presidenciales. Con sus arrestos de filosofía oriental, el soldado llanero, al igual que el presidente Chávez, se mantuvo imperturbable cumpliendo sus deberes de demócrata, es decir, fiel a la Constitución y a los poderes públicos legítimamente constituidos, incluyendo de manera singular al Poder Ejecutivo y al jefe del Estado.

En mayo pasado, por la cercanía del mes de julio, momento especial de ascensos y designaciones militares, otra vez se activó la guarimba mediática.

Nuevamente trataban de meter cizaña en la FAN. Visto el cuadro cerrado con que se mueven los oficiales, constitucionalistas todos, la estrategia consistió en simular que había pugnas entre los altos oficiales, incluyendo en la movida, por supuesto, a Baduel. La inagotable paciencia de este último distinguió a todos los generales y almirantes sobre quienes recaía la expectativa, en particular, de la titularidad del Ministerio de la Defensa. La FAN se mostró tal cual es actualmente: monolítica, a prueba de operaciones de desinformación presentes en columnas de periódicos, revistas, programas de radio, de televisión y páginas de Internet. El sueño de los propagandistas de las matrices de opinión diseñadas en laboratorios transnacionales de la guerra mediática de desencadenar desencuentros entre los oficiales, se quedó en eso: deseos estériles.

El saludo emocionado que recibió Baduel en el propio Campo de Carabobo de sus compañeros de armas, verbigracia, el almirante Maniglia, en el mismo instante cuando el presidente Chávez hizo el anuncio de su ascenso a general en jefe y su designación como próximo ministro de la Defensa, revela que el espíritu de cuerpo y la unidad de propósito son principios acerados en la totalidad de la FAN.

Los militares han aprehendido la misma sabiduría del pueblo civil: pa` la cizaña mediática del bushismo fraternidad bolivariana.

lunes, 19 de junio de 2006

Operaciones encubiertas

Desde que el rey Filipo de Macedonia, padre de A l e j a n d r o Magno, introdujo en la estrategia política de la cultura occidental la máxima “divide y vencerás”, su aplicación ha dado importantes victorias a organizaciones, líderes, países, coaliciones...

Magnificar y explotar las contradicciones del adversario para fragmentar sus fuerzas hasta debilitarlo en grado tal que no pueda continuar la lucha, tal es la técnica clásica animadora de epopeyas, cruzadas, campañas, conquistas, colonizaciones y –también– de pequeñas victorias, algunas cotidianas, cuya suma determina el logro de objetivos de gran alcance.

La tecnocracia, que en alianza con las corporaciones transnacionales domina el poder en Estados Unidos, ha atesorado una valiosa experiencia interna y externa en la aplicación de la técnica de Filipo de Macedonia.

Prueba de ello son los memorandos emitidos por Henry Kissinger, en sus tiempos de secretario de Estado, ordenando el financiamiento encubierto de los grupos más radicales de la Unidad Popular chilena en 1972 para inducirlos a cuestionar el gobierno de Allende acusándolo de reformista. Los referidos grupos “ultrarrevolucionarios” mordieron completo el peine imperialista y contribuyeron a desestabilizar el proceso hasta su derrocamiento por el fascismo. Abundan otras pruebas, para conocerlas basta con examinar el cúmulo de documentos –ya desclasificados– sobre las operaciones secretas de los gobiernos de Estados Unidos en todos los rincones del planeta.

Para dividir a un enemigo el imperio siempre se ha valido de distintos métodos. El uso del Caballo de Troya es clásico en las acciones encubiertas de intervenciones en la política de los países cuyos gobiernos no son del agrado de la élite imperial.

Implantar grupos tipo Caballo de Troya es una de las técnicas favoritas de los estrategas de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos. En Venezuela estas modalidades de agresión son conocidas. Abril 2002 desnudó a infiltrados civiles y militares, algunos ubicados en posiciones claves del Gobierno, que constituían una típica formación Caballo de Troya. Su desempeño fue clave en los preparativos y el desarrollo del golpe de Estado.

La comunidad de inteligencia imperial, encabezada por la CIA, sabe bien que la anarquizada y enclenque oposición venezolana no tiene con qué desestabilizar el proceso de cambio democrático revolucionario. Le sobran dólares pero está ayuna de pueblo. De modo que ahora el ataque contra la revolución bolivariana no será sólo desde los espacios (periódicos, televisoras, emisoras de radio) del oposicionismo de oficio, sino también mediante el uso de grupos en apariencia del proceso (recordemos Chile 1972–1973) que, con poses ultrarrevolucionarias, ataquen al Gobierno, por ejemplo, lanzándole un “ultimátum” por el tema de la seguridad ciudadana, como ocurrió recientemente. Nótese que en la charada del mentado ultimátum no se menciona la responsabilidad de gobernadores y alcaldes en la lucha contra el hampa, y asimismo se oculta que las ciudades y los estados gobernados por el oposicionismo registran el más alto grado de inseguridad.

Probablemente, las redes del imperio que actúan en el territorio del país tengan listos grupos de “ultrarrevolucionarios” esperando la orden para aparecer emplanzando al Gobierno con la exigencia de soluciones instantáneas, mágicas y definitivas, para cada uno de los problemas estructurales del país. Pero ya el pueblo los conoce y sabe que sólo son marionetas parlantes del imperio.

lunes, 12 de junio de 2006

Con votos prestados

En tránsito ya de extinción la polémica entre García y Chávez, luego de la conciliadora postura asumida por el primero, están dadas las condiciones para examinar sin prejuicios la incidencia generada por los planteamientos de Chávez en el contexto de la campaña electoral peruana.

¿Le restó votos a Humala el contrapunteo Chávez-García?
¿Fue la estrategia de polemizar con el líder venezolano lo que le abrió paso hacia la presidencia al candidato aprista? Estas son interrogantes claves para analizar la referida coyuntura electoral peruana. Y más allá de las particulares visiones valen los resultados de la segunda vuelta.

Si las palabras de Chávez hubiesen restado votos a Humala, éste habría registrado un caudal electoral decreciente en la segunda vuelta, pero Ollanta aumentó su votación, como se observa en los siguientes datos:
Elecciones presidenciales de Perú: Ollanta Humala.

Primera vuelta: 3.758.000 votos (datos redondeados).

Segunda vuelta: 5.658.939 votos.

Se observa que el candidato nacionalista registra un aumento de cerca de 2 millones de votos al comparar la primera con la segunda vuelta. Es decir, Humala conquistó votos entre los electores de candidaturas de izquierda, votantes en blanco y abstencionistas de la primera vuelta.

Ergo, es falso que la posición de Chávez se haya traducido en una merma de la fuerza electoral de Ollanta. Dicho de otro modo, el chovinismo promovido intensamente por García no lesionó la candidatura de Humala.

La real explicación de por qué ganó García, sin descalificar los cuestionamientos al resultado, se encuentra en el pacto con la derecha y el fujimorismo que permitió el trasvase de votos de quienes sufragaron por Lourdes Flores y otras candidaturas en la primera vuelta hacia García en el balotaje, como se patentiza en los siguientes datos:
Elecciones presidenciales de Perú: Alan García.

Primera vuelta: 2.923.000 votos (datos redondeados). (*).

Segunda vuelta: 6.518.000 votos.

Este resultado coincide en gran medida con la suma de los votos de García, Flores, el fujimorismo y otros grupos de derecha en la primera vuelta, expresión del Tocohum (Todos contra Humala), como se observa continuación.

Flores + García + Fujimorismo + Grupos minoritarios de derecha= 2.923. 000 + 3.658. 000 = 6. 518. 000 votos (datos redondeados).

De modo que por más tentado que esté García va a contar hasta 100 para volver a difamar a Chávez. He aquí el dilema del presidente electo, que ganó con los votos prestados por la derecha y el fujimorismo: contrajo el compromiso de ser el antiChávez de la comarca para mantener su alianza con la oligarquía interna y el imperio, pero sabe que tal ruta de acción le achica el margen de maniobra de su gobernabilidad debido al poderoso movimiento social peruano que ve con agrado los cambios liderados por Chávez en Venezuela, y asumen a Humala como el conductor de un proceso democrático participativo y protagónico en su país. Esta circunstancia explica el tono contemporizador que ahora exhibe García hacia el líder bolivariano.

Acertada luce la postura venezolana manifestada por Alí Rodríguez en la OEA al expresar que la evolución de las relaciones entre los dos países depende de Alan García.

(*) Fuente: www.onpe.gob.pe

lunes, 5 de junio de 2006

Persecución mediática

Las neuronas de los propagandistas del oposicionismo se han activado para pensar qué, cuándo, dónde, cómo chotearle cada una de las actividades que haga Chávez, aunque sea a posteriori.

No fue un berrinche el intento de enlodar la imagen del país frente a los ministros de la OPEP con motivo de la cumbre realizada en Caracas. Se trata de un capítulo en un esfuerzo sostenido, bien financiado y mejor divulgado en su puesta en escena.

Se la jugaron llamando a un guarimbazo.

Que no encontraron mayor eco, es cierto; pero tercamente seguirán insistiendo porque las órdenes llegadas del Norte, precedidas de frescos dólares, son inapelables: se cumplen.

Otros capítulos de la historia que escribe el oposicionismo más recalcitrante se centran en aparecerse con cámaras de televisión, micrófonos en cada sitio donde ponga su planta Chávez para buscarle la quinta pata al gato y mostrarla en un aquelarre sin freno ni pausa. Por ejemplo, el Presidente coloca la piedra fundacional de la Urbanización Terrazas del Alba en San Agustín y da inicio a los trabajos de construcción de otras urbanizaciones y decreta el Plan Caracas Bella Caracas. El oposicionismo se deslengua gritando que el Gobierno malquiere la ciudad capital; niega por adelantado el Metro de Los Teques, jura que no habrá tren Caracas–Valles del Tuy, da por hecho que el Guaire no será rescatado... Está tan alineado el oposicionismo que ha llegado al extremo de echar a correr el rumor de que La Villa del Cine es un montaje. Quizás pronto se le ocurra afirmar que el segundo puente sobre el Orinoco es de utilería o que la extensión de la frontera agrícola es pura ficción o que los centros de diagnóstico integral son animación de computadoras.

En esa acción de persecución mediática las sinapsis de los opositores creen haber dado con un ¡eureka! para deslucir cada edición de Aló, Presidente. El plan es sencillo. Mientras transcurre el programa los laboratorios de propaganda oposicionistas experimentan para encontrar la fórmula de cómo descalificar cada afirmación que vaya haciendo Chávez.

Si el Presidente informa que la demanda de los productos distribuidos por la red Mercal es tan alta que los mismos se agotan rápidamente y es necesario aumentar la frecuencia de las entregas desde los centros de almacenamiento, la oposición aúlla en primera plana: “Desabastecimiento” y muestran anaqueles vacíos de donde minutos antes sacaron toda la mercancía en una típica operación de producción para televisión. De este modo, goebbelsiano por demás, buscan bajar la credibilidad presidencial porque tienen fe en que la mentira repetida queda. No miden el efecto de la verdad de Chávez en la conciencia colectiva que ya está blindada a prueba de mentiras porque ahora los medios no tumban ni ponen gobiernos.

Ayer Chávez dio inicio a la Misión Árbol en el Parque Nacional Guaraira Repano o Ávila. A esta hora el oposicionismo hace cálculos, filma zonas deforestadas para comparar las imágenes con las que tomarán en noviembre porque juran que no habrá siembra de ningún árbol. Tal vez en cinco meses muestren en pantalla las mismas imágenes de hoy para poder decir que no hubo reforestación.

Chávez ha demostrado que frente a la persecución mediática está curado de espanto.

Aprendió del 11 de abril de 2002. Igual lección tiene en la conciencia la sociedad democrática que comprende por lo menos a 90% del país. Por más imágenes que truquen, descontextualicen, la persecución mediática no logra colonizar neuronas populares.