lunes, 26 de marzo de 2007

Guabineo latifundista

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"No habrá pobres ni ricos, ni esclavos ni dueños, ni poderosos ni desdeñados, sino hermanos que sin descender la frente se traten bis a bis, de quien a quien". Esta frase no pertenece a uno de los juramentados propulsores del Partido Socialista Unido de la Revolución Bolivariana de Venezuela (Psurbv); la escribió Ezequiel Zamora en una carta fechada en Barinas, el 12 de diciembre de 1859. No obstante, muchos de los propulsores la pueden hacer suya con la legitimidad incuestionable que otorga el ser herederos y continuadores de la lucha del general del pueblo soberano. Zamora tiene mucho que hacer todavía en estas tierras, valga el plagio de la famosa frase martiana. Esos propulsores fueron los que vitorearon a Chávez en el Teresa Carreño cuando el barinés anunció un nuevo envión de la misión Zamora con la democratización del uso y la tenencia de 330.796 hectáreas de tierra, ubicadas en los estados Barinas, Apure, Portuguesa, Anzoátegui, Aragua y Guárico. Campos óptimos para la ganadería y la agricultura que hoy albergan latifundios inmensos registrados a nombre de connotados terratenientes, cuya verbalización posmoderna en nada revela el oscurantismo y la barbarie de las relaciones sociales y económicas que imponen aún en el medio rural venezolano. Doña Bárbara y el hato El Miedo siguen palpitando en la realidad del llano. Por más ilustrados que se muestren los Santos Luzardo de este nuevo tiempo, siguen siendo feroces terratenientes cuyo discurso modernizador sólo mistifica un proceso de sustitución de élites, con pacto de cohabitación en muchos casos, que integran bloques de poder para controlar los órganos regionales y municipales del Estado en aras de proteger, reproducir y expandir su más sagrado interés: explotar a los campesinos, jornaleros y demás trabajadores del medio rural, en un proceso despiadado de acumulación de capital sin medida ni límites. Doña Bárbara se fundió con Santos Luzardo y aquí la tenemos hoy. Pero para despecho de los terratenientes, los ideales de Zamora se abren brecha en la realidad nacional con la fuerza de los motores constituyentes de la revolución bolivariana, no sólo en barrio adentro sino también en la sabana profunda. Con Chávez no hay hato El Miedo que valga, ni guabina que por resbalosa burle a la revolución. "La Federación encierra en el seno de su poder el remedio de todos los males de la patria. No. No es que los remedia, es que los hará imposibles...Volveremos la espalda, ya para siempre, a las tiranías, a las dictaduras, a todos los disfraces de la detestable autocracia" (Manuel Landaeta. Biografía del valiente ciudadano General Ezequiel Zamora. 1961: 286). Y Zamora no habla en abstracto: la tiranía la ejerce el bloque de poder de los terratenientes, monopolistas del comercio, traficantes de la fe y choperos uniformados. Algo de eso queda en el llano todavía. La revolución llegó para barrerlo: acabar con los vestigios de la tiranía latifundista en los campos de Venezuela para hacer del ideal zamorano una realidad cotidiana, sólida, irreversible: tierra productiva en manos de quien la trabaja; apoyo del Estado para que esa democratización no sea marchitada por los terratenientes nostálgicos del poder que ya empiezan a perder. Esta vez no habrá victoria de los traidores. No prevalecerán quienes desean imponer sólo un cambio formal, gatopardiano, guabinoso. No habrá un Zamora asesinado ni un Tratado de Coche, consagratorio del crimen y la traición. También el campo cambia para siempre. El bloque de poder de los latifundistas, grandes comerciantes, traficantes de la fe y funcionarios corruptos se disuelve bajo los efectos revolucionarios. Por más que guabineen siempre la misión Zamora les ve el bojote.

lunes, 19 de marzo de 2007

SIEP

El aquelarre mediático de la Sociedad Interamericana de Explotadores de Periodistas (SIEP), congregados sus delegados en Cartagena, Colombia, contra decisiones soberanas, legales y constitucionales del Estado venezolano, es un capítulo más del berrinche de un grupo de la oligarquía criolla, amparada por sus pares del resto del continente, embriagada con su propia adrenalina ante la verticalidad ética de un gobierno de mestizos "alzaos" que se ha atrevido a decidir no renovarle la concesión de un canal de televisión a un grupo del elitesco club. Le salieron "igualaos" los zambos a la oligarquía. ...

Cada amanecer el grupo 1 Broadcasting Caracas (1BC) suelta toda la cloaca universal de la infamia para asesinar moral y políticamente al jefe del Estado, al vicepresidente y a sus ministros de Telecomunicaciones y de Comunicación. Cuatro zambos parejeros. Pero hete aquí que los mestizos no se amilanan; se comportan como si fuesen el Guaire: mientras más los enlodan con mentiras, a mayor cantidad de injurias, de vilipendios, más alta es su moral en el mantenimiento de una decisión incontrovertible, irreversible e inapelable por fundarse en la ley y la justicia.
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A partir del 28 de mayo el canal 2 será una señal de servicio público, cuya programación se fundará en los preceptos de la Constitución y la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión. El 2 ha de ser un canal que divulgue contenidos enlazados con los objetivos de desarrollo de la nación, que se integre al sistema educativo con sus aportes en las diversas manifestaciones del entretenimiento televisivo, de modo que ya no se diga la conseja de que la televisión destruye en la noche lo que la escuela construye en el día. En fin, una televisión modelo que contribuya efectivamente en la realización plena del proyecto de país contenido en la Constitución de 1999. Ahora el memorial de agravios encontró el megáfono de la SIP, cuyos voceros descuartizaron a los funcionarios del Gobierno venezolano presentándolos como gorilas con uniforme, engendros nazis, Atilas del siglo XXI o Boves resucitado.
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Acomodados en el confort de sus capitales engordados con el sudor y la energía de las neuronas de periodistas y tantos otros trabajadores de periódicos, revistas, televisoras, emisoras de radio; los capitalistas de la prensa sintetizaron las leyes de la propaganda mezcladas con el tráfico de la mentira y exigieron respeto a su libertad de enriquecerse a costa de los derechos de los usuarios y usuarias de los medios, que dicen está amenazada porque en Venezuela el Gobierno aplica la ley. Miente que algo queda en la conciencia colectiva. Nada dijeron de los salarios de los periodistas, del derecho a la educación de los hijos de los periodistas, del derecho a la salud de las familias de los periodistas, de la censura que sus empresas les imponen a los periodistas... Pero secuestraron otra vez su nombre, su membresía gremial, su voz colectiva. ...

Celosamente ocultaron en la reunión de la SIP el papel del canal 2 el 12 de abril de 2002 y en los días anteriores inmediatos. Entre los directivos de ese canal, el golpe era la pauta. Su muy particular manera de entender y practicar la libertad de expresión quedó clara el 12 de aquel abril tan aleccionador: para el pueblo el silencio, las comiquitas alienantes, el secuestro de la verdad.
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El pataleo continuará. Incluso hablan de un tal plan B, cuyo secreto es vox populi: guarimbeo al por mayor en otro vano intento de desestabilizar el país echando mano a la mentira potenciada, a los acaparadores, a los especuladores y, como hicieron el 11 de abril, a francotiradores. Por ahora tirotean con palabras...

lunes, 5 de marzo de 2007

Ser socialista

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Así como el primer deber de un revolucionario es hacer la revolución, la tarea principalísima de un socialista consiste en construir el socialismo. Perogrullo, pues. Empero hay evidencias que por obvias pasan desapercibidas y, arropadas por la fuerza de la costumbre, esa modalidad tan omnipresente como sutil de manifestarse la ideología en lo cotidiano, dejan de ser normas y se transustancian en frases de ocasión protocolar para el aplauso fácil. Es evidente que ser socialista comporta la socialización raigal, teórica y práctica, con una suma de valores modélicos de la conducta individual y social. Por ejemplo, es de cajón que explotar a un semejante, lucrarse con su fuerza de trabajo, no es una actitud socialista; mas es común ver entre dirigentes políticos autobautizados socialistas a feroces explotadores del prójimo... Y la costumbre hace que tal strike pase como si nada.
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"Incluir a los excluidos sin excluir a los ya incluidos". Albricias por vuestras neuronas, tan cultivadas y despiertas, Chaderton, que le regalaron el virtuosismo de este lema a la revolución para definirla con precisión y brevedad. De modo que no se trata ahora de meterle al sectarismo y echar a patadas de los espacios del proceso de cambios a quien tenga una propiedad. El igualitarismo es hacia arriba en la escala económica, la del bienestar. Sigamos empoderando a los pobres y el socialismo tendrá motores ocho en v. De acuerdo. Qué todos vivamos mejor cada día. El asunto es de otra dimensión: la decisión de unirse quienes creen en el socialismo en una fuerza política orgánica en todas sus expresiones: filosóficas, ideológicas, programáticas, organizativas... El Partido Socialista Unido de la Revolución Bolivariana. Organizar en un mismo partido a los socialistas realengos sin excluir a los ya organizados.
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Y la definición no es sólo declarativa porque el socialismo otra vez esté de moda; es de proyecto de vida, de testimonio real en cada hora de la cotidiana existencia. A menos que convalezca de una enfermedad penosa o no haya alcanzado la edad productiva, un socialista come porque trabaja no porque viva parasitando los esfuerzos del otro, que eso es explotar al hombre. Ergo , un explotador no puede ser miembro de un partido político socialista. Claro, aquí no hablamos de la fulana tercera vía socialita de Tony Blair y Antony Giddens, monstruosa invención cuya verdadera faz, más allá de la cosmética propagandística, se ve todos los días en la sangre inocente derramada en Bagdad por los guerreros enviados por el primer ministro británico, en compañía de su carnal de la Casa Blanca. El asunto planteado se refiere a la transustanciación del capitalismo, a la construcción de una sociedad más allá de la explotación del hombre por el hombre.
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A enseñar con el ejemplo el convocó el Che a los revolucionarios. He aquí uno de las primeras enseñanzas: en los estatutos del PSURB debe asentarse taxativamente la norma según la cual del mismo modo que un explotador del prójimo no entrará al reino de los cielos, tampoco podrá ser integrante de este partido.
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Comporta un conflicto de intereses ser un explotador de nuestros semejantes, al mismo tiempo que se funge como dirigente socialista. Cinismo concentrado, eso sería. Que el socialismo necesita empresarios privados, cierto. Pero mucho se podriría en la revolución si los dirigentes políticos socialistas ofician al mismo tiempo como dueños de empresas privadas. Quien es dirigente socialistas no puede ser empresario, y viceversa. Sin que se niegue que haya dueños de medios de producción que practiquen la función social de la propiedad y le metan el hombro a la construcción del socialismo.

lunes, 26 de febrero de 2007

Los otros embajadores

Es común oír a turistas estadounidenses preguntarse con inocencia real el porqué de la fobia de tantos pueblos hacia su país, tan apasionadamente expresada frente a varios de sus presidentes, como ocurre ahora con George Bush, cuyo viaje a algunos países de América Latina ha desatado un vendaval de protestas, que de inmediato trae a la memoria la visita a Caracas del vicepresidente Richard Nixon. En su ingenuidad, algunos estadounidenses esperan para Bush aplausos, loas y ruegos de vuelva pronto. En cambio, los ejecutivos de los grandes monopolios, cuyas casas matrices se ubican en territorio estadounidense, saben cuáles son las razones de la malquerencia.

Sus abultadas cuentas bancarias hablan de cómo el petróleo, el hierro, la bauxita, el cobre y el gas, entre otros recursos naturales estratégicos acumulados por la naturaleza en países, como Venezuela, Chile y Bolivia, han sido saqueados sin tregua por sus poderosas corporaciones, para acumular capital y mantener siempre floreciente el alto nivel de vida, excesivo hasta el derroche incuantificable, cuyas sobras riegan la existencia de la clase media a la que pertenecen los ingenuos turistas.

Esos turistas, a veces víctimas gratuitas de afrentas verbales, producto del rencor generado por las acciones de sus gobernantes allende las fronteras, vistos más allá de las descargas de adrenalina, son parte de una potencia dormida en hogares, universidades, fábricas, clubes y otros espacios de la vida diaria de los estadounidenses, que –así lo ha demostrado cuando ha despertadobien puede transformarse en una aliada de las causas justas de la maltrecha humanidad. La cuestión estriba en hacerse espacio, nichos, en sus mentes colonizadas con tanta ferocidad por el formidable aparato de propaganda de la élite corporativa estadounidense. En estricto sentido no se trata sólo de Hollywood, por supuesto. El músculo de la propaganda imperial incluye también agencias de prensa, cadenas de radio y televisión, prestigiosos diarios, cadenas de periódicos y revistas, editoriales especializadas, a la vez, en best sellers y en obras claves de la historia... Cine, televisión, radio, libros, periódicos, Internet, en ningún espacio hay ausencia del imperio en su más acabada manifestación: los monopolios y oligopolios corporativos de presencia mundial, cuyo territorio más resguardado, y en el que –irónicamentesu vulnerabilidad es estratégicaes la mente del pueblo estadounidense. De aquí la importancia de comunicarse con el pueblo de Angela Davies, de Sam Sheppard, de Harlem, de Texas, de todo el extenso, diverso, pluricultural pueblo de Estados Unidos, cuyos embajadores, más que los enviados de Bush, son los turistas que frecuentemente se dejan caer por estas latitudes a conocer mucho más que las cálidas playas del Caribe.

Más que un portadólares, en el turista debemos ver a un potencial aliado, que tal llegaría a ser si se le ayuda a comprender porqué la señora Bárbara Bush, madre de George hijo y esposa de George padre, es tan ingratamente recordada en estas tierras.

En su Canto General, Pablo Neruda invocó el espíritu de Abraham Lincoln en un poema pleno de historia viva: "Que despierte el leñador". Digamos parafraseando un poco al poeta: Que despierten los turistas y al regresar a su país se sumen a los que sin tregua y con formas democráticas bregan porque también en Estados Unidos mande el pueblo.
Willian Lara

lunes, 19 de febrero de 2007

PSURB

Abrir el más amplio debate sobre la construcción del partido político de la revolución bolivariana ha sido una de las primeras decisiones del grupo promotor de dicho proceso, dando continuidad así a lo planteado por el comandante Chávez, en su condición de máximo líder de la transustanciación política, social, cultural y económica en marcha.

El alto grado de complejidad de la edificación de un partido político revolucionario se expresa en una dialéctica de intercambio de ideas, cuya resolución feliz no se agota en una primera aproximación, por gestalt que sea, ni en un sólo aspecto de las distintas dimensiones que comporta darle sustancia y forma orgánicas a una organización partidaria de carácter radicalmente transformador.

Todo debe discutirse, incluso -como manifestación síntesis de la visión ideológica, la modalidad organizativa y la estrategia programática– la denominación del partido. Así lo ha hecho ver Chávez en diversos comentarios públicos sobre este tema, y ha reiterado que a la par de la propuesta de llamar a la organización Partido Socialista Unido de Venezuela le fue expuesta otra –la cual ve con agrado, ha dicho– cuya fonética la emparenta con una de las dimensiones ideoprogramáticas del socialismo siglo XXI: la integración latinoamericana y caribeña expresada en la frase tan popularizada: "Nuestro norte es el sur".

Otra cualidad que en nuestro criterio debe comprender la denominación de la organización partidaria que sintetice en un movimiento de movimientos sociales y políticos revolucionarios presentes en el día a día de la vida de nuestro pueblo, consiste en manifestar explícitamente la condición de fuerza unitaria, bolivariana, revolucionaria y socialista.

De esta convicción integracionista, unitaria desde dentro de Venezuela y hacia toda nuestra América, heredada del legado del Libertador, el presidente Chávez ha constituido e impulsa iniciativas como Petrosur, librerías Cruz del Sur, Telesur, Radio Sur, Gadosucto del Sur, Banco del Sur, la Universidad del Sur, entre muchos otros proyectos en desarrollo. En esta perspectiva se comprende la necesidad de construir una organización partidaria que, sin pretender exportar el proceso venezolano, asuma la vocación integracionista como uno de sus principales postulados de lucha y principios de trascendencia, renovándose de este modo la gesta unitaria de los pueblos inspirados en la obra de Bolívar.

Otra cualidad que en nuestro criterio debe comprender la denominación de la organización partidaria que sintetice en un movimiento de movimientos sociales y políticos revolucionarios presentes en el día a día de la vida de nuestro pueblo, consiste en manifestar explícitamente la condición de fuerza bolivariana, revolucionaria y socialista.

Claro que todo lo auténticamente bolivariano es unitario, socialista y revolucionario, pero en estos asuntos de la comunicación política vale aquel lema tan propio de los abogados: lo que abunda no daña, de aquí que no sea un exceso bautizar la nueva organización partidaria con el nombre de Partido Socialista Unido en la Revolución Bolivariana (PSURB).

Denominado así el nuevo partido político expresaría ya en su nombre mismo la condición de continuador de la lucha del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, de las diversas organizaciones revolucionarias y socialistas de la historia venezolana, latinoamericana y caribeña. Esta denominación por sí sola es un generador de sentido de pertenencia porque todos los revolucionarios, socialistas y bolivarianos se sienten incluidos, vínculo que se desarrolla plenamente en la visión ideológica, la modalidad organizativa y la estrategia programática del PSURB.
Willian Lara

lunes, 12 de febrero de 2007

Acapara que la conspiración paga

A la morenaza Condoleezza Rice la despistan sobre Venezuela. Información inexacta le envían desde los espacios de la comunidad de inteligencia, que hasta ayer nomás gerenció su ahora subalterno John Negroponte.

Hace unos meses la puso al afirmar que el país estaba paralizado por una huelga de transporte público. La verdad es que el informe en el que se basó su deslenguamiento predecía hechos que se quedaron en los deseos: sólo dos pequeños focos de paro de transporte se produjeron; aislados y escuálidos en cuanto a participación de los conductores.

Ahora se salió de madre asegurando que Venezuela está siendo destruida. Seguro la cobearon haciéndole creer que los acaparadores y los especuladores ya eran dueños de la situación, que habían puesto al pueblo y al Gobierno de rodillas. La Rice creyó que el guión, adorado por ella como un tótem inapelable de tanto verlo funcionar, se estaba cumpliendo al pie de la letra viento en popa.

Pero, para lamento de Condoleezza, la verdad es que los criminales que acaparan y especulan con los alimentos del pueblo están sintiendo el peso de la ley en manos de un gobierno firme, que se sabe guapo y apoyao por las mayorías nacionales.

Empero, más allá de los tropiezos informativos de la cancillera estadounidense, se revela una política, una constante en el modo de manejarse la administración Bush ante la democracia revolucionaria venezolana. A George, a Condi, a Negroponte, a Cheney y a todos sus socios en la alianza de grandes corporaciones que controla el poder en Estados Unidos, le aprieta el gañote que el gobierno bolivariano haya nacionalizado empresas cuyo capital accionario estaba mayoritariamente en manos de ciudadanos del imperio.

Y les resulta más urticante que esas nacionalizaciones toquen el sector de la energía, incluyendo inversiones petroleras. Cuando tales circunstancias se visualizan en el horizonte, las escaladas imperiales son pan de cada día y –por lo general– no se quedan en las palabras. De modo que lo previsible es que Bush ordene en las próximas semanas acompañar las amenazas verbales con demostraciones de músculo bélico en el mar Caribe, e intromisiones más abiertas de su embajador –el que se va y el que viene– en asuntos internos, buscando el punto de sojuzgamiento de la voluntad nacional venezolana, sitio que no va a encontrar porque no existe. Encontrarán sí la misma carga con que el pueblo derrocó al dictador Carmona el 13 de abril de 2002, desbaratando la maniobra golpista del imperio, estructurada con tan refinada filigrana.

Mientras Bush les prometa ayuda, el oposicionismo, por lo menos el más recalcitrante y antivenezolano, cederá a la tentación conspirativa. La forma de la conspiración cambia tácticamente: ahora parece concentrarse en golpear el estómago de la población acaparando alimentos de la dieta básica y especulando con sus precios. Ganancia triple para esta delincuencia de cuello blanco: angustian a la gente, engordan sus capitales y enrarecen el clima político y social del país. De aquí que la acción diligente y con mano dura del gobierno sea aplaudida por el pueblo; falta sólo que la misma sea acompañada con igual o mayor severidad por los fiscales del Ministerio Público y los jueces al momento de sentenciar a estos criminale, que atentan contra los derechos de la familia venezolana y que deben estar en el sitio reservado a los malandros: el calabozo.
Willlian Lara

lunes, 5 de febrero de 2007

¡Cárcel para acaparadores y especuladores!

Peculiar dictadura esta que es sometida con saña cada día a un memorial de infamia por radio, televisión, diarios y sitios web por libérrimos ciudadanos vacunados con eficientes dosis de impunidad. Usted los ve: difaman, vilipendian y, luego, con una feliz sonrisa de héroe mediático, van al restaurante a recobrar energías con whisky y deleites gastronómicos dignos de los dioses.

Nadie los molesta. Vuelven al oficio de la infamia con la seguridad de que su libertad de expresión, pensamiento, organización, movilización están bien protegidas gracias a la conducta democrática del gobierno que ellos califican de autoritario, gorila, sanguinario y asesino.

Por menos de una de las tantas mentadas de madre que le espetan cada rato a los funcionarios del Gobierno, con modo y estilo o directo como una pedrada en la cara, los practicantes de la infamia darían con su humanidad tras las rejas si quienes gobiernan practicaran no una dictadura sino apenas una dictablanda, ligera, descuidada y confianzuda.

Los recalcitrantes oposicionistas saben que viven en la más formidable de las democracias del mundo, con una Constitución y un cuerpo de leyes tan garantistas que ser funcionario público comporta desempeñar el papel de débil jurídico, sujeto a soportar las peores infamias con el estoicismo de una militancia crística. Oponerse al Gobierno en Venezuela es tan chévere, incluso si la forma de lucha escogida no se detiene en el respeto a los derechos ajenos sean constitucionales o legales, que golpistas y terroristas pontifican en televisión cual si fuesen los voceros de la palabra de Dios, la cual pretenden –la cumbre de la infamia– secuestrar envuelta en una sotana.

Pero todo tiene límite. Se acepta que le saquen la madre a ministros y otros funcionarios para calentar la lengua viperina cada mañana. Empero acaparar los alimentos del pueblo para especular con los precios, engordar las ganancias y angustiar a la gente buscando desestabilizar el país, tan sólo porque un encopetado oligarca pretende despojar a la nación de una frecuencia radioeléctrica, constituye un salto más allá de la raya amarilla.

Ahí sí que se acatarró la paciencia. Un acaparador, un especulador es un malandro con doctorado en el choreo al por mayor. Y ante tan peligroso delincuente la única vía que debe transitar el Estado, en especial los poderes Judicial y Ciudadano, es aplicar el Código Penal sin miramientos ni contemplaciones. Es hora de que se acabe la blandenguería de los fiscales y los jueces, en general y, particularmente, en el caso de los acaparadores y los especuladores en el que la acción de los administradores de la justicia ha de ser implacable o no será.

Quizás aparezcan pronto en primer plano de la televisión y en primera página de los diarios los oposicionistas auto ungidos defensores de los derechos humanos con el aquelarre de que los acaparadores y especulares son ángeles de Dios, protegidos por las leyes divinas y humanas, de aquí y de allende las fronteras; seguro vendrán relatores, observadores, veedores y demás especimenes a defender a estos ladrones de siete suelas. Que aparezcan. Averigüemos ya cómo engordan sus cuentas bancarias: no sería sorpresa si encontramos que detrás de cada acaparador o especulador hay un aplomado abogado discurseador sobre los derechos humanos de tales malandros.

Pueden invocar a Bush en persona, pero aquí van presos los especuladores y acaparadores ya.
Willian Lara

lunes, 29 de enero de 2007

El nuevo canal 2

El espectro radioeléctrico es un bien de dominio público, de acuerdo con la legislación venezolana. En consecuencia, corresponde al Estado, en nombre y representación de la Nación, administrarlo. Estos preceptos los desarrolla, con claridad del mediodía, la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, cuyas disposiciones fundamentan la muy legítima, ética y oportuna decisión de no renovar la concesión al grupo económico 1 Broadcasting Caracas (1BC), para operar la televisora de señal abierta canal 2. Este hecho ya ha perdido prominencia. Pasó a la categoría de caliche en la jerarquización de la información diaria. No hay marcha atrás, ni interés en leer periódicos de ayer.

¿Qué hacer con la señal del canal 2 a partir del 28 de mayo? That is the question. Se impone volver la mirada al nunca empolvado proyecto Ratelve, con el ánimo de actualizarlo y diseñar una propuesta de televisión de servicio público, abierta a la participación protagónica de la sociedad en la producción y transmisión de los contenidos, en este caso, de la programación del nuevo canal 2. Es una oportunidad virtuosa para que la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad se manifieste en el campo de la comunicación televisiva, con todo su potencial creador al servicio del proyecto de país de la Constitución del 99. Estado y sociedad juntos por Venezuela.

La perspectiva ratelviana, adaptada a los tiempos actuales, a esta nueva época de la historia nacional, a esta era revolucionaria de impulso y rumbo socialistas, comporta que bien puede el Estado mantener bajo su dominio la señal del canal 2; pero el contenido, llamado en la jerga del oficio televisivo la parrilla, es fruto de la creación de los productores nacionales independientes, organizados en sociedades anónimas, cooperativas u otra categoría legal; de las televisoras comunitarias y regionales.

Esto sin negar que también hagan su aporte a la programación fundaciones públicas como, por ejemplo, la Villa del Cine, o universidades y otros centros del arte, la ciencia y la tecnología. De este modo se llevará a la práctica una de las premisas del Socialismo Siglo XXI: tanto Estado como sea necesario, tanta sociedad como sea posible.

Un nuevo paradigma en televisión será el canal 2. No sólo porque su contenido se distinguirá por su calidad y factura artística y técnica, y será en un alto porcentaje venezolano, y sus creadores, productores nacionales independientes; sino porque además observará rigurosamente el mandato de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, contribuyendo de manera efectiva en el desarrollo integral del país.

El nuevo canal 2 recogerá y dará continuidad al legado de los más insignes creadores de la televisión venezolana: José Ignacio Cabrujas, Renny Ottolina, Aquiles Nazoa, para mencionar sólo algunos de ellos.

Esa parrilla, aderezada con lo mejor de la cuentística, de la novelística latinoamericana, llevada a la pantalla chica con talento venezolano, fijará el rumbo de cómo hacer televisión de calidad y que le guste a la gente. Una televisión que se dé la mano con el sistema educativo para que ya no se diga que la televisión destruye en la noche lo que la escuela construye en el día. Sino que se reconozca que al ver televisión los niños, niñas, adolescentes y todos los usuarios y usuarias refuerzan y adquieren conocimientos, valores, hábitos y actitudes para ser mejores ciudadanos.

lunes, 22 de enero de 2007

Del 23E al 4F

El pueblo que insurgió/ el 23 de enero/ levanta las banderas/ del 4 de febrero.

¿Consigna política? Sí. Pero no propaganda en la connotación alienante, mistificadora, del término. Por el contrario, esta frase expresa una verdad histórica inapelable: la insurgencia cívico militar, la rebelión de jóvenes militares, estudiantes universitarios, luchadores obreros, trabajadores de la cultura, integrantes del movimiento campesino, comunitario y académico del 4 de febrero de 1992 constituye una continuidad de lo mejor del levantamiento del 23 de Enero de 1958, traicionado por los firmantes del acuerdo de Nueva York, rebautizado y renombrado como Pacto de Punto Fijo, entre cuyos principales oficiantes resaltan Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, diseñado e impuesto por los tanques cerebrales del Departamento de Estado del imperio.

El pueblo, civil y militar, derrocó la dictadura, ciertamente pero no pudo o no supo hacer valer su triunfo. Símbolo de esta victoria frustrada es el vil asesinato –tiempo después– de Fabricio Ojeda y el marginamiento hasta el ostracismo de Hugo Trejo, por quienes secuestraron el levantamiento popular.

Ojeda y Trejo fueron auténticos líderes del proceso de rebelión que dio al traste con la dictadura, en una alianza formidable alianza cívico militar reactualizada, en el nuevo contexto histórico, el 4 de febrero de 1992.

Mañana el oposicionismo saldrá a la calle a traficar con aquella hermosa gesta auroral de 1958. Impostura, hipocresía, traición, usurpación... Estas palabras son apropiadas para describir el significado real de esa manifestación que verá el país en pocas horas, porque quienes la dirigirán reniegan de la herencia democrática, de libertad y justicia social legada por las masas sublevadas del 23 de Enero. ¿Pueden ser herederos de esa gesta quienes el 12 de abril aplaudían en Miraflores cuando leían, en el decreto de Carmona, la destitución de los diputados, magistrados, fiscal general, defensor del pueblo, contralor general...? ¿Pueden ser portaestandartes de las banderas de aquella lucha quienes, arrejuntados con el imperio, propiciaron el golpe de Estado de abril 2002, asesinaron durante medio siglo estudiantes, obreros, campesinos; aquellos que se repartieron las riquezas del país, en comparsa con empresas transnacionales, mientras el pueblo que ofrendó su sangre el 23E sobrevivía en la miseria? ¿Pueden ser representantes del 23E los continuadores de la traición protagonizada por los asesinos de Fabricio Ojeda, de Alberto Lovera, de Livia Gouverneur, de Jorge Rodríguez, de tantísimos patriotas más...? La manera auténtica de enaltecer al pueblo sublevado aquel 23E es ofrendarle cada día el homenaje de hacer realidad sus esperanzas como lo viene haciendo la revolución bolivariana, que es síntesis creadora de aquellas masas insurgentes cuya lucha tiene en el 4F una resurrección definitiva en la victoria irreversible.

Las misiones; la democracia participativa, protagónica, revolucionaria y socialista; el modelo económico productivo; la plena soberanía petrolera, gasífera; la independencia de la política exterior; las libertades ciudadanas plenas para todos, entre muchas otras conquistas del pueblo, son razones inapelables demostrativas de que el proceso popular constituyente, cauce de la revolución liderada por el comandante Chávez, fruto del 4F, es la consagración de las esperanzas del héroe colectivo del 23E: el pueblo de Simón Bolívar.

lunes, 15 de enero de 2007

Los socialismos del siglo XXI

Demostrado como está por los tercos hechos, ya es puro capricho discutir si primero se requiere un cuerpo teórico para luego –y sólo sobre tal base paradigmática– iniciar la transustanciación de la forma social, es decir, en el caso de estos tiempos, empinarse en la construcción del socialismo, como único método viable, cierto y legitimado en Venezuela de superar el capitalismo.

Félix Rodríguez lo dijo con una lógica inapelable por su sencillez y certeza: "Debemos cambiar los cauchos del carro sin detener su marcha". Lo que equivale a afirmar: hagamos la revolución en los hechos de cada día, en la vida concreta y cotidiana de la gente y simultáneamente, sobre la base de tales hechos, elaboremos la ideología revolucionaria específica del proceso. Particular sí, porque su cosmovisión, su corpus general ya existe, a lo sumo requiere sistematicidad, articulación, visión de conjunto y compartida. Las líneas del horizonte están trazadas desde Jesús de Nazareth hasta Ernesto Che Guevara; desde las culturas aborígenes hasta el sistema propuesto por Carlos Marx, e instrumentado, con desarrollos prácticos, por Ho Chi Minh y Fidel Castro, entre muchos otros líderes populares.

Es cierto que con mayor propiedad debería hablarse de los socialismos del siglo XXI, en plural. Habrá tantos modelos socialistas como culturas humanas existen, e incluso es lógico que se produzcan modelos híbridos generados por la dinámica de polinización cruzada propia de estos procesos.

No obstante, cabe asegurar que dichos modelos tendrán una guía general en el legado socialista de las distintas fuentes originarias ya mencionadas. Valga decir, los socialismos del siglo XXI responderán a patrones unitarios en medio de su diversidad.

¿En qué consiste la comunidad de enfoques de los socialismos del sigo XXI? En valores compartidos de vigencia universal e histórica, vinculados con la condición del hombre como parte sustantiva de la naturaleza y la necesaria relación de armonía entre sí y con los demás componentes de la misma. La visión economicista que privó en varias intentos de emancipación del hombre frente a la explotación y la opresión impuesta por el capitalismo, ha de ser superada por un concepción holística en la que lo económico es sólo una parte del conjunto. Se trata, en este aspecto, de reivindicar la propuesta de Antonio Gramsci de que la voluntad humana es la fuerza motriz de la revolución, ¡claro está! operando sobre condiciones necesarias y suficientes para sustentar los cambios tanto en la dimensión objetiva (el grado de desarrollo de las fuerzas productivas con sus variables asociadas) como en la subjetiva (el sistema de valores, creencias, actitudes, hábitos, imaginario colectivo revolucionario –incluso en plena fase de diseño–), aspecto este que Gramsci enuncia, sin deslizarse al reduccionismo metodológico, como la voluntad de los constructores de la historia: los seres humanos, que ya en este tiempo han hecho de la libertad y la democracia valores sustantivos del socialismo.

Todos los socialismos posibles en este siglo y los por venir, responderán a estos parámetros generales. No obstante, cada uno en particular tendrá sus singularidades emblemáticas derivadas de las especificidades culturales del pueblo que lo construye. En este asunto vale reconocer una constante histórica: el socialismo es como la persona humana: nadie es igual a otro, aunque todos nos parecemos bastante.

lunes, 8 de enero de 2007

El pueblo reforma la Constitución

Desafiados por la bandera del voto directo, secreto y universal, los intelectuales que asesoraban al presidente Medina Angarita echaron mano de su método positivista y lo convencieron de que el pueblo era bárbaro, montaraz, incivilizado, inmaduro, ingenuo y manipulable; argumentaban que le faltaba mucha escuela, letras y matemáticas, cultivo del espíritu para acceder al ejercicio del poder político aunque fuese por los cinco segundos de la emisión del voto. En la negativa del Gobierno ante la demanda del voto directo, universal y secreto, los conspiradores, que se movían en la oscuridad preparando el golpe de Estado, se hallaron con un argumento virtuoso para justificar su desbordada ambición de poder, su encantamiento con los intereses de Estados Unidos y dar rienda suelta, por la calle real, a sus planes destinados a derrocar el gobierno de Medina, como lo lograron el 18 de octubre de 1945.

Era un pensamiento de élite que, desde la óptica positivista, ve al pueblo como un rebaño destinado a la resignación, a la marginación y al silencio en el quehacer de la vida política. Esta visión se mantiene entre las élites que sucedieron a Medina Angarita y gobernaron a Venezuela hasta 1998. Hoy en el laberinto del oposicionismo, y con métodos de la ciencia funcionalista, los intelectuales de esa élite nostálgica, usan su protagonismo mediático para reproducir el argumento que brindaron en su momento a Medina Angarita, ahora para pontificar contra la reforma constitucional que viene. "Hay asuntos que no deben someterse a la voluntad popular", refieren con fundamento en casos realmente persuasivos en la argumentación, para decir entrelíneas que no es pertinente llevar a referendo aprobatorio las propuestas que presidente Hugo Chávez como texto modificado de la Constitución bolivariana. Alertan que se personificará el debate y el referendo en el exitoso líder y que el pueblo votará a favor de lo que éste proponga guiado mayormente por el carisma del barinés, sin racionalizar el contenido de tales propuestas.

He allí el mismo argumento presentado a Medina Angarita: el pueblo no tiene la necesaria y suficiente racionalidad para analizar la reforma constitucional y votarla con las neuronas.

Solo la élite usa el raciocinio para hacer política. Ergo, el pueblo no es apto para pronunciarse sobre la optimización del proyecto de país contenido en la Constitución. De este modo pretenden descalificar la reforma constitucional en su propio origen: la soberanía popular. En la lógica de la élite no se tratará de un referendo aprobatorio de la reforma de la Carta Magna, sino de un plebiscito en torno al liderazgo del presidente de la República. Por esta vía de argumentación se llega al punto que la élite desea colocar en la agenda: la inhabilitación de Chávez en la opinión pública respecto al debate de la reforma, vale decir, Chávez debe ser excluido de la agenda de la reforma constitucional. Y como el pueblo sólo se guiará por Chávez en la definición de su forma de votar, entonces lo más apropiado es cancelar toda propuesta de reforma de la ley de leyes.

Para despecho de la élite puntofijista y sus intelectuales, continuará el debate sobre el tema de la reforma; habrá propuestas de Chávez y se llevará a cabo el referendo aprobatorio en forma transparente y confiable, y será aprobada la reforma por el único dueño de la soberanía: el pueblo.