lunes, 4 de septiembre de 2006

Tres logros

Si de decirlo en síntesis se trata, los logros de la reciente gira presidencial se podrían expre sar así: más inversiones productivas en la economía nacional, transferencia de tecnología de punta y apoyo a la candidatura para el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Tres conquistas de vital importancia en el exordio de una nueva etapa en la puesta en práctica de la visión compartida de país consagrada en la Constitución, etapa que tendrá su sello de aprobación soberana en los comicios del 3 de diciembre. Tres logros que conllevan un salto cualitativo en el impulso del país por la senda del desarrollo integral, es decir, en la construcción de una democracia plena en las dimensiones social, económica, cultural y política, que se manifieste en el bienestar del pueblo y en un sólido liderazgo del país en la comunidad internacional.

En un tiempo breve no sólo se ensamblarán, sino que se fabricarán en territorio venezolano, tractores, computadoras, teléfonos celulares, entre otros productos. En otras palabras, se trata de generación de riqueza y empleos e incremento de la capacidad científico tecnológica del país.

Para superar el atraso, la pobreza, no basta seguir exportando materia prima como, por ejemplo, petróleo crudo, bauxita, hierro; se impone lograr capacidad tecnológica para procesar esa materia prima y exportar derivados y productos intermedios y manufacturados. En ninguna interacción de neuronas cabe que Venezuela deje de ser gran exportador de petróleo y otras materias primas en poco tiempo, se trata de complementar esa condición con una creciente cualidad de economía industrial, incluyendo sectores de punta como la informática y la biotecnología.

Para quienes asumen con incredulidad la referida perspectiva, guiados por un fatalismo y desesperanza aprendidos, manifestado como derrotismo histórico y practicado con una ciega resignación, sería útil que se asomen a la experiencia de Malasia, y se enteren de que sí es posible conjugar desarrollo real con justicia social, a la vez que se preserva y fortalece la independencia y soberanía del país. No es verdad que el camino del desarrollo de los países del Sur pase por convertirse en una neocolonia maquiladora. Los malasios han avanzado y siguen progresando en la construcción de una economía altamente productiva y diversificada, con inclusión social y a la vez posiciones autónomas, independientes, soberanas en sus relaciones con el resto de la comunidad mundial.

La legítimamente arraigada aspiración de los venezolanos de "sembrar el petróleo", tan postergada por los gobiernos de la IV República, se abre ahora como una naciente realidad, viable en todos los aspectos, que sirve de plataforma de impulso, de lanzamiento de un proyecto de desarrollo asumido por las mayorías nacionales y visto con respeto y simpatía en casi todo el planeta, sin que comporte copias o imitaciones de otros modelos, como empecinadamente quieren hacerlo ver los oficiantes de la mentira mediática dentro y fuera de las fronteras nacionales.

Aún es temprano para predecir si Venezuela ingresará al Consejo de Seguridad de la ONU porque la presión de Washington es rabiosa y permanente sobre varios miembros de la organización. Pero ya se ve el firme prestigio del país por lo que vale afirmar: el destino de la Patria está en buenas manos: las de su pueblo, sabio y emprendedor como el que más.

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